I. ¿Qué es el zen?

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La Naturaleza del Zen

¿Qué es el Zen? "Zen" es la pronunciación japonesa de la palabra china ch'an, y ch'an, por su parte, es la abreviatura de la frase original "ch'an na", corrupción fonética de la palabra sánscrita dhyana, o de la palabra pali jhana. En otras palabras, ¡Zen es la deformación fonética de otra deformación! Sin embargo, esto es menos importante que el hecho de que el Zen representa una enseñanza que bien puede considerarse como el pináculo de todo el pensamiento budista, una enseñanza que es notablemente directa, profunda y práctica, una enseñanza capaz de brindar al individuo la liberación completa y la perfecta iluminación. Pero resulta difícil hacer una exposición clara del mismo. El Zen es, como dicen las expresiones chinas, algo "redondo y rodante, resbaladizo y terso"... algo inasible e indescriptible, que no puede explicarse ni interpretarse. Sin embargo, vale la pena el tratar de vencer esta dificultad con el fin de presentar un cuadro más claro del Zen.

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Estilo Zen y Arte Zen

El Zen es una escuela de budismo Mahayana, originada y elaborada en la China. Su filosofía y sus prácticas no son esencialmente distintas de las otras escuelas Mahayana. El Zen no contiene enseñanzas singulares o exclusivas que no estén incluidas en la totalidad del budismo Mahayana. La diferencia radica únicamente en el estilo no convencional y las formas desusadas de expresión que han adoptado los budistas Zen. Este "estilo" o "tradición" Zen, formado en el último período de la historia del movimiento Zen, es tan llamativo y tan desusado que ha convertido al Zen en una forma notable y extraordinaria de la enseñanza budista, sin paralelos en cualquier otro campo de la filosofía o la religión.

¿Qué es, pues, este "estilo Zen"? Dicho brevemente, el estilo Zen consiste en el lenguaje enigmático, las actitudes desconcertantes y los métodos sorprendentes que emplean los budistas Zen en sus enseñanzas y en sus prácticas.

Por ejemplo, un monje preguntó: "¿Qué sentido tiene que el Bodhidharma venga del oeste?" (Es decir: "¿Qué es la verdad?") El maestro contesto: "El ciprés que esta en el patio". La misma pregunta formulada a otro maestro, fue contestada de esta manera: "Los dientes de la tabla tienen pelos". Estas contestaciones pueden ser interpretadas como alusiones a la omnipotencia de la Realidad, pues la verdad esta en todas partes y todo lo penetra: el ciprés o el ventarrón, el perro que aúlla y hasta la tabla con pelos están vibrantemente vivientes en el "aquí y ahora" presentes. La razón de que el Bodhidharma haya venido del oeste es la necesidad de averiguar esta verdad universal. Asimismo, es posible interpretar la respuesta: "Los dientes de la tabla tienen pelos" como una intención, de parte del maestro, de apartar al discípulo de la rutina de su pensamiento habitual, trabado, y llevarlo directamente al "estado de mas allá" por medio de una respuesta aparentemente ilógica y fuera de lugar.

Es posible ir más lejos y decir que el maestro Zen no tenía la intención de contestar a la pregunta: no hacia más que declarar en forma simple y directa lo que veía y sentía en el momento en que se le formulo la pregunta. En este "sencillo sentimiento terreno", en su estado primordial, genuino y natural, radica todo el secreto del Zen. Simple, pero maravilloso, este sentimiento es el fundamento mas precioso del Zen, algo que a veces ha sido descrito como el tang hsia i nien, [a] o pensamiento instantáneo.

[a. Vea el Apéndice de caracteres chinos para esta y otras referencias con letras. Los números se refieren a las Notas Finales ]

Por ser instantáneo, ninguna artificialidad, conceptuación o idea dualística puede surgir de él. En ese pensamiento no hay lugar para tal cosa. Es tan sólo mediante la comprensión de esta "inteligencia instantánea" que el ser humano puede liberarse de todo yugo y sufrimiento. Al no apartarse en ningún instante de esta "instantaneidad" eterna, el maestro Zen ve a todas las cosas como el gran Tao desde el ciprés hasta el montón de estiércol. Es por eso que el maestro no realizó ningún esfuerzo por dar una respuesta adecuada; se limitó a exponer sencillamente lo que veía y sentía en ese momento.

Dejando de lado lo que estos maestros Zen han querido dar a entender con sus respuestas, o como uno pueda interpretarlas, queda el hecho indiscutible de que las respuestas dadas en muchos koans tienen un carácter desusado. Por lo tanto la primera lección consiste en acostumbrarse a esta manera Zen, o "estilo de expresión" inédito. De otra manera, el Zen sólo logrará mistificar y confundir nuestra "inocente curiosidad", todo ello sin resultado. Es menester recordar que, por misterioso o disparatado que parezca ser un koan, [Nota final 1-1] hay siempre detrás de él algo profundo: la extraña observación siempre quiere decir algo.

Para descifrar estos enigmas sin embargo, se requiere no sólo un dominio completo del lenguaje y las tradiciones Zen (tarea adecuada para el profesional, únicamente) sino también cierta experiencia personal del Zen mismo. En el caso de que no tenga ni una cosa ni otra, el Zen resulta, en verdad, difícil de captar. De todos modos, y esto va para todos, la primera tarea consiste en familiarizarse con los estilos y las tradiciones Zen.

La segunda lección importante es la que consiste en aprender las dificultades y los obstáculos que pueden surgir en los estudios del Zen. Pues el Zen no es un tema que pueda aprenderse mediante esfuerzos superficiales. Presenta una dificultad formidable: en realidad, es el aspecto más difícil del budismo. Sería una tontería albergar la esperanza de que podemos entender al Zen sólo por leer uno o dos libros, o por sentarnos unas pocas horas a meditar. Por lo menos, se requiere algunos años de arduo trabajo para lograr al fin propuesto. De todas maneras, conviene y es prudente que los estudiantes Zen, los serios y frívolos, conozcan las dificultades que se presentan ante ellos en el comienzo mismo de sus estudios.

La primera dificultad está dada por la aparente inasibilidad y el carácter indefinido del Zen. Al parecer, no existe un sistema organizado que deba seguirse; ninguna filosofía definida que deba aprenderse. Las contradicciones y las inconsistencias abundan. Aunque esto pueda explicarse mediante la lógica ilógica del Zen, el "resbaladizo indefinido", tantas veces encontrado sigue confundiendo y desconcertando. Por ejemplo, la pregunta planteada en el más común de los koans -el ya mencionado: "¿Qué sentido tiene la llegada del Bodhidharma desde el oeste?"- tiene más de doscientas respuestas diferentes. He aquí algunas de ellas:

Un monje le preguntó a Hsiang Lin: "¿Qué sentido tiene la llegada del Bodhidharma desde el oeste?". Hsiang Lin contestó: "Si estamos sentados demasiado tiempo, nos cansamos". A la misma pregunta, Chiu Feng contestó: "Una pulgada de un pelo de tortuga pesa nueve libras". Por otra parte, la respuesta de Tung Shan a Lung Ya fue: "Te lo diré cuando el arroyo de la montaña fluya hacia arriba".

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Tres razones para inasibilidad

Hay tres razones para esta inasibilidad o indefinibilidad del Zen:

1. La última Verdad-Prajna que el Zen trata de indicar es, en sí misma, inasible o indefinible por naturaleza.

2. Zen es una enseñanza muy práctica, y su objetivo principal consiste en llevar a los individuos a la Iluminación [Nota final 1-2] por el camino más rápido y más directo; y como cada discípulo difiere por su capacidad, disposición y grado de adelanto, un maestro Zen debe impartir sus instrucciones en formas diversas y desde diversos niveles, con el fin de que el Zen sea práctico y efectivo. Este factor es el responsable de la gran variedad de expresiones que contribuyen a complicar más el problema, y a volver al Zen más difícil de entender.

3. Después del período del Sexto Patriarca, Hui Neng (638-713), [Huineng] el Zen, gradualmente, se convirtió en un arte -un arte único que consistía en trasmitir la Verdad-Prajna- y que se negaba, como todo gran arte, a seguir ninguna forma establecida, ninguna fórmula o sistema de expresión. Esta actitud excepcionalmente liberal dio nacimiento a esas expresiones "excéntricas" y radicales del Zen, que también han contribuido considerablemente a la complejidad e incomprensibilidad del tema.

Algunas breves explicaciones de estos tres puntos pueden ser útiles aquí.

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I. Primer punto: ¿por qué la última Verdad-Prajna que el Zen quiere indicar es tan indefinible y tan inasible? "Definir" significa poner límites a, o declarar el sentido exacto de una cosa determinada. "Asir", en el sentido empleado aquí, significa comprender el sentido de una cosa, y retenerlo. Como el mismo acto de definir consiste en encerrar a algo dentro de un cierto límite, no puede necesariamente no ser finito, angosto y restrictivo en su naturaleza; asimismo, como "comprender" significa asir algo mentalmente, pero no todo, ha de ser igualmente limitativo y exclusivo por naturaleza.

Pero la última Verdad-Prajna que el Zen quiere indicar no puede ser en ningún modo algo angosto, finito o exclusivo: debe ser algo vasto, universal e infinito, algo que todo lo incluye y todo lo alcanza, algo más allá de la definición y la designación. ¿Cómo, pues, puede la verdad del Zen no ser indefinible e inasible? La misma palabra "definir" sugiere un dedo que señala a un objeto determinado, y la palabra "asir" una mano que retiene algo y no lo suelta.

Estas dos imágenes expresan gráficamente el carácter estrecho, apretado y adhesivo de la mente humana. Dada esta deplorable limitación y este aferramiento, profundamente ahincado en la forma humana de pensar, no es sorprendente que la libre y omni-incluyente Verdad-Prajna se convierta en una sombra evasiva que siempre está eludiendo a su cazador. Esta naturaleza indefinible e inasible de la verdad del Zen está bien representada en los dos koans siguientes:

A. El Sexto Patriarca [Hui Neng] preguntó a Huai Jang: "¿De dónde vienes?" Huai Jang contestó: "Vengo del Monte Su".

Entonces, el patriarca preguntó: "¿Qué es eso, y cómo llegaste?" Y Huai Jang contestó: "Cualquier cosa que dijera pasaría por alto lo esencial".

  • Hui Neng [Huineng] fue el maestro de Huai Jang.
  • Huai Jang [Nanyue_Huairang] fue el maestro de Ma Tsu.
  • Ma Tsu [Mazu_Daoyi] fue el maestro de Nan Chuan y Pai Chang (vea notas en la página siguiente).

B. Fu Ta Shih [Fudaishi] dijo en su célebre estrofa:

Avanzo con las manos vacías, pero estoy blandiendo una pala; camino sobre mis pies y, sin embargo, cabalgo sobre el lomo de un toro; cuando paso el puente, ¡he aquí que es el puente, y no el agua, que fluye!

II. Segundo punto: ¿Mediante qué instrucciones distintas y desde qué distintos niveles ha aplicado el Zen sus enseñanzas prácticas con el fin de llevar a sus discípulos individuales hacia la Iluminación?

Esto es muy difícil de contestar, porque incluye todos los aspectos del budismo Zen. Una respuesta satisfactoria exigiría un análisis completo del punto, que está más allá del alcance de este libro. En realidad, muchos maestros Zen han intentado esto mismo, queriendo adecuar las diferentes instrucciones Zen y el gran número de koans Zen a grupos y niveles correspondientes, con explicaciones y comentarios apropiados pero estos ensayos no han sido muy felices. Hay dos razones que explican esto: en primer lugar, la naturaleza no analizable y no clasificable del Zen mismo y, en segundo, la escasez de personas capacitadas no sólo para tal clasificación, sino dispuestas a infringir la tradición y el espíritu del Zen al proceder de esta manera.

[El punto 2 continúa en la página siguiente con una discusión sobre el koan. El punto 3 aparece en la página después de esa, el Zen como un arte budista especial.]

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