5. Cuando la percepción de «ser» desaparece

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I: Parameshwar, has comentado ya varias veces que el Atma-Marga consta solo de dos pasos. Del ego al «Yo Soy» y de este al Absoluto. Pero encuentro muy duro entender cómo dar el primero, y el segundo queda en el plano de la utopía, del ideal. Yo te ruego que nos hables sobre el primer paso.

P: ¡Cómo no! Esto es de lo que verdaderamente vale la pena hablar. Pero sí te pido, os pido, que agudicéis bien la atención y, sobre todo, que no os forméis conceptos sobre lo que os digo. Si no entendéis, preguntad mil veces, os voy a dar información escueta y estructurada.

La Individualidad tiene dos formas aparentes, la primera es pura Conciencia de Ser, es decir, la percepción directa de que «Yo Soy», la atención está vuelta sobre sí misma, y la segunda, es la primera pero identificada con el cuerpo físico, los pensamientos y los sentimientos y la atención completamente vuelta hacia afuera, exteriorizada y permanentemente identificada con los objetos. Esta es la conciencia que predomina en vosotros.

El proceso a grosso modo es así: Cuando golpea en la Conciencia una impresión, el Yo instantáneamente se da cuenta del impacto y la mente automáticamente lo cualifica como agradable o desagradable, de acuerdo a esta información, y por la fuerza del hábito, se genera una reacción energética (Shakti), bioquímica, como puede ser el amor, la ternura, la simpatía, el enfado, la ira, el odio, etc. Esta reacción es lo que conocemos como sentimiento o emoción y estos a su vez provocan pensamientos de la misma calidad. El YO se ve inmerso y atrapado en esa vorágine energética que se da en el cuerpo físico y reacciona con una acción que conlleva unas consecuencias (Karma, causa y efecto). Lo que menos nos interesa conocer es cómo sucede todo esto y sí el qué hacer para librarnos de ello.

Hay dos puntos a tomar en cuenta en todo esto, el primero es que la atención está permanentemente exteriorizada, y esto provoca el segundo punto importante, que es la continua identificación con el entorno lo que nos obliga a conocernos a nosotros mismos como cuerpo, pensamientos y sentimientos, en pocas palabras: no nos conocemos en otra forma que esta.

Para lograr salir de este embrollo ilusorio hemos inventado sistemas filosóficos, de fe, técnicas, métodos (a cual más complejo), pero prevalece el mismo problema de siempre, que estamos identificados con el método, y esto hace muy difícil romper la ilusión del yo-ego. Muchos de vosotros no encontráis solución en vuestra religión oficial y transmigráis hacia otros lados; sin embargo, continuáis funcionando del mismo modo pese a que se os dice cómo «hacer». Ahora bien, con lo poco que se ha comentado, ¿qué pensáis vosotros acerca de cómo romper la ilusión del ego?

I: Ejercer cualquier tipo de acción sobre los dos puntos que has referido: volver la atención hacia adentro y desidentificarnos de los objetos.

I-a.: Esto está claro por las enseñanzas que nos has dado, pero es que no «me» encuentro cuando vuelvo la atención sobre mí mismo.

P: La ausencia de Conciencia de Sí, o de la sensación o percepción de Yo, viene dada por la permanente identificación con los objetos. Os pondré un ejemplo sencillo. Cuando leáis un libro, en vez de centrar la atención en lo que leéis, centradla en la misma atención. Con este simple ejercicio empezaréis a volver la atención sobre sí misma y comenzaréis a comprender lo que significa estar presente aquí y ahora. Si sois capaces de hacer esto, pronto os percibiréis como el YO que sois. Hay muchos, muchísimos ejercicios creados con este objetivo. Cuando la atención se centra en sí misma se desvela el «Yo Soy», y cuando este aparece surge la Comprensión, el Jnana.

I-b.: Yo he practicado durante mucho tiempo la meditación y ese resultado nunca se ha dado.

P: Es porque nunca has vuelto la atención sobre sí misma. La atención siempre la has mantenido sobre un objeto, ya sea la respiración, una imagen...

La dualidad no se ha roto, siempre ha estado como «yo —> objeto». Con el tipo de ejercicio simple que os he dado, y que puede ser aplicado a todo, la relación dual es «Yo —> Yo». Con esto lo que se pretende es romper la dualidad, pero no acaba ahí el asunto.

La dualidad es el Testigo dirigiendo la mirada (atención) sobre los objetos, y se trata de tener siempre la percepción de ser el Testigo cuando la atención está puesta sobre algo, ya sea un objeto externo o interno. De lo que se trata es de llegar a percibirnos como el Testigo «Yo Soy», esto romperá automáticamente con la idea errónea de que «yo soy yo y mis circunstancias».

I: Dicen que el método de autoindagación de Ramana Maharshi es el más directo...

P: Será así cuando la atención se mire a sí misma, si esto no ocurre todo método es infructuoso. Tú eres el foco de atención. Hay que aprender a ver, oír, gustar, sentir y oler desde «dentro». ¿Entiendes? Esto es algo que nunca has hecho, de ahí las dificultades para conocerte como el YO puro que ya eres. El problema de la ignorancia surge por esta incapacidad. El método más directo es darte cuenta de que estás vivo y seguir el rastro de la existencia que emana del «Yo Soy». El Ser es Existencia y a través de ella es posible que te percibas a ti mismo. El paso más difícil es la toma de conciencia de que eres el Sí Mismo, la absorción del «Yo Soy» en lo Absoluto llega por sí misma, en silencio. El segundo paso es relativamente fácil, solo requiere la realización del Sí Mismo, que no es más que hacer permanente la percepción de sí. Esto, al silenciar la mente, hace que se trasciendan las características egoicas (vasanas); sin embargo, hasta que no se hace permanente se requiere constante práctica, es decir, no caer nunca o casi nunca en el olvido. El olvido es la pérdida de la conciencia de YO. Cuando esto sucede, la mente siempre ocupa el lugar del Rey, reforzando la conciencia egoica. Una vez trascendido el ego, le llega el turno al Sí Mismo. Uno se da cuenta de que el YO se mantiene gracias a que «se mira a sí mismo», esto es dualidad, y se comprende que para Ser no hace falta alguna esa mirada permanente, que YA se ES sin necesidad de estar consciente. Es un acto muy natural y que no requiere esfuerzo, se sueltan amarras, llega el abandono final. Se pierde la noción completamente de Yo, es Nirvana, la extinción del Yo.

I: ¿No es esto olvidarse de Ser, volver a la inconsciencia?

P: En absoluto. Jamás se está ausente, queda lo que siempre ha estado ahí, en el trasfondo de todo. Es el contenedor de Todo y nada sucede fuera de Ello.

I: Es como en música, el silencio es el trasfondo de una pieza, surge y desaparece en él.

P: Es un buen símil, sí. Surge un aparente nacimiento y una aparente muerte sucede mientras que Ello está ausente de todo este movimiento ilusorio, como también aparece y desaparece el Ser, el Sí Mismo.

I: Antes has dicho que el olvido es la ausencia de conciencia de Yo, y pienso que, además, del Absoluto también.

P: Enfocas el Absoluto desde el punto de vista de una individualidad. Ello no tiene nada que ver con la Existencia, ni siquiera es consciente de sí mismo, si así fuera, sería el «Yo Soy». Nadie puede experimentar Eso, por lo tanto no puede ser olvidado; todo toma aparente realidad cuando aparece la Individualidad, que es el sentido de Ser, de existencia. En el «Yo Soy», todo esto ocupa un primer plano, mientras que en el ego se da por supuesto, quedando en un segundo plano. El ego no se percata de su existencia, supone que estar vivo es moverse físicamente, pensar, sentir, experimentar en la vida, etc. El Ser es la Existencia Pura, y esto es precisamente el meollo de la ilusión, lo Absoluto nada tiene que ver con la existencia.

I: Esto no deja de ser un poco terrible. Es duro darse cuenta de que el resultado final de la búsqueda es «no-existencia».

P: ¿Sí? Pues o lo tomas o lo dejas. [risas] Sin embargo, para ti no deja de ser un concepto. No puedes disfrutar de la sagrada quietud que se puede experimentar tan solo en el Sí Mismo, a esta quietud o beatitud se le denomina Ananda. Este estado beatífico es desidentificación completa de todo, y eso quiere decir incluso de la existencia. Eso que te parece tan terrible, en estado de beatitud es bendición. Si hubieras sentido por un segundo la paz del Sí Mismo buscarías como loco repetir el instante. Lo Absoluto está más allá de todo este juego que solo se da cuando hay Individualidad, no surgen temores ni beatitudes algunas porque no existe tal cosa como «Yo», el Experimentador, el Testigo.

I: Ya veo lo que dices. Todo gira alrededor del sentido de existencia. El valor que le damos o no a la vida depende solo del sentido de ser.

P: Ese valor es más mental que visceral. Toda tu vida es un concepto que defiendes a capa y a espada; el sentido de ser no lo tienes, quizás solo cuando se hace referencia a él, lo cual es bueno, pero lo olvidas en cuanto tu atención es raptada por otro asunto. La Ilusión es muy poderosa, tanto que potencia tu olvido.

I: Olvido implica un recuerdo, ¿es quizás el recuerdo de algo que hemos vivido?

P: Ese recuerdo tiene dos caras, el recuerdo de un estado perdido que recuperas cada vez que eres. Ese estado era tu estado natural antes de que se desarrollara tu personalidad, estoy hablando de tus tres, cuatro, cinco años... El olvido es tan frecuente que pueden pasar años y años entre dos momentos de presencia, y que además, por ignorancia, no los valoras. El «sabor de ser» es muy añejo, tanto que no se valora ni se tiene en cuenta, siendo esto precisamente lo que da paso al Estado Último. Cuando el Ser se extingue lo que queda es el Absoluto.

 

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