2. Sumergiéndome en mí mismo y reconociendo mi Existencia

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Parameshwar: Todos vosotros habéis leído mucho sobre Advaita. Ya sabéis que los maestros os señalan qué hacer y dónde mirar. Se conocen muchas formas de meditación, además de la Autoindagación; sin embargo, la forma más simple y directa está extraída de la misma experiencia de la toma de consciencia del YO, que es a su vez la práctica continua que hace quien se conoce a Sí mismo para no caer en el olvido. Es el ejercicio de la Vida, una forma simplificada pero no menos efectiva que el tradicional Vichara, que con su práctica continuada lleva al encuentro directo con el conocimiento de que «Yo Soy» la Consciencia o el Ser es Existencia.

Vosotros ya «sois», lo sepáis o no, solo que no sabéis qué hacer con esa percepción de ser; sin embargo, la certeza más inequívoca que tenéis es vuestra existencia, sabéis —y no dudáis un instante— que estáis vivos, que existís. Pues bien, se trata de mantener continuadamente la percepción de «yo existo» y aislarla de todos los demás mensajes que recibe la consciencia. Tal percepción debe ser sostenida con la mirada interna y nunca perdida de vista. Debéis saltar por encima de cualquier duda que aparezca en la mente y no romper la percepción o consciencia de la propia existencia. Mantenerse en tal estado es denominado «Auto-consciencia», esta debe ser mantenida tanto en estado de meditación como durante la vida cotidiana, ocupando el primer plano de entre todas las impresiones que se reciben; ya sean estas externas o internas, la percepción de «YO existo, Yo soy» no debe ser barrida por ellas. Pronto se comprende que el que testifica el continuo cambio de las impresiones es el «existente» sin forma capaz de comprender, la Consciencia. Eso es lo que vosotros sois: el Testigo de todo cuanto ocurre a vuestro alrededor, el Observador de la propia existencia y el que sabe que ES. No hay ningún tipo de profundidad en ello, es simple, ¿quién se da cuenta de las cosas? ¡YO! Esa es la respuesta. Pero ese YO, el que existe, debe ser desvinculado del cuerpo, pues permanece solo sin él. Solamente por la acción de la ignorancia sobre nuestra propia naturaleza es por lo que nos identificamos con el cuerpo, incluyéndolo dentro de nuestro sentido de Individualidad. Un poco de práctica romperá esta falsa noción de entidad; al igual que la mente, que es un fluctuar de pensamientos casi ininterrumpidos, quedará silenciosa dejando paso a un estado de Silencio, quietud y Paz. Es así como todos los grandes maestros de todas las tradiciones han actuado y han encontrado el Silencio en ellos mismos. No, no hay que visualizar nada, solo hay que asirse al sentido de existencia que siempre está ahí acompañándonos, ni siquiera hay que entender algo tan simple, tanto que hasta parece una broma pesada que se hayan levantado filosofías y tradiciones entorno suyo. No hay nada sagrado en ese acto, todo es demasiado natural para concederle una gota de devoción, pero es la misma naturaleza humana la que crea la ilusión y la confusión de las diferentes metodologías y senderos. Lo único terrible es que nos olvidamos de esta simplicidad, y sobre este olvido construimos nuestras vidas, buscando sin cesar el bienestar que hemos perdido fuera de nosotros mismos.

Nada hay que buscar y nada hay para encontrar, vosotros sabéis que sois y no dudáis cuando se os habla de vuestra existencia, lo único que debéis hacer es mantener la sensación de ser. Conoceréis de primera mano por qué la habéis perdido y tomaréis muy en serio esa cosa de la que tanto nos gusta hablar y filosofar: Maya.

Así pues, seguid el hilo de esta certeza de existencia y estaréis recorriendo el camino del Ser definitivamente. Toda enseñanza señala a esto, cuando os re-encontréis ya podéis dejarla, al igual que un ciego deja su bastón cuando recobra la vista. Esta certeza os liberará de todo sufrimiento y os dará la Paz sobre la que tanto y tanto habéis leído.

«Yo soy y sé que "Yo Soy"», hasta ahí debéis llegar para luego abandonarlo y entrar en el sueño profundo-despierto, estado que también pasó al olvido.

Todas las dudas que aparezcan sobre la práctica, así como experiencias, etc., serán expuestas aquí y se darán las respuestas necesarias para que podáis caminar directos hacia vuestro Ser-Existencia, al que la tradición llama Atman.

Incorporaréis a toda actividad este ejercicio: Prestad atención a la respiración, en el punto donde golpea el pecho, en el centro. No

concentréis la atención, solo daos cuenta de que estáis vivos y del ir y venir de la respiración, intentando no alterar su flujo natural. La respiración os mostrará su secreto.

¿Tenéis alguna pregunta?

¿No? Pues comencemos la práctica. Sentaos en meditación y comenzad a aplicar el ejercicio. Este ejercicio también debe ser realizado en el quehacer de la vida cotidiana, no solo cuando os sentéis para meditar. Si tenéis dudas, no dejéis de preguntar. Todos los problemas que vayan surgiendo se irán solventando a medida que aparezcan.

 

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