Prólogo

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El autor describe en este libro los diferentes estados de conciencia por los que ha de pasar el buscador desde su inicio de la búsqueda, en cuanto el ego o la personalidad siente la llamada, hasta los estados de consciencia más altos que se pueden alcanzar en esta vida nuestra.

Fruto de su experiencia propia, y de la mano del que ha sido y será siempre su Maestro, Parameshwar, el autor hace una recopilación de las enseñanzas del mismo y aborda la Vía del Ser, que no se circunscribe a tradición particular alguna pues va más allá de lo que se puede nombrar, desde la práctica del Advaita.

Parameshwar, de nacimiento hindú, y habiendo bebido de la tradición Advaita, usa en ocasiones dicha vía para denominar determinados estados de conciencia, si bien se aleja de ella en cuanto a que su transmisión la hace con palabras cercanas a cada uno de nosotros, pues el Ser es uno mismo y es un intento fútil intentar buscarlo si no es desde una experiencia propia e íntima. Porque ¿qué hay más íntimo y cercano que el propio interior de uno mismo? Intentar describir estos estados es una tarea difícil debido a que la vivencia es incomunicable si no es experimentada. Palabras como Atman o Sí Mismo apuntan hacia el estado de Turya, ese estado donde el «Yo Soy», al quitarse uno de en medio, se torna en el Ser común a todos pero al cual solo se tiene acceso a través de la experiencia interior de uno mismo y que, según las enseñanzas de Parameshwar, es el principio de todo el Universo. La palabra Turyatita la utiliza para designar ya no el Ser sino el más Alto estado de conciencia donde El es absorbido por la Conciencia Pura.

Así pues, nos encontramos que el Ser es el uno, el principio de la existencia del Universo tal como lo percibimos, y que más allá hay un plano de lo Absoluto, el del Silencio en mayúsculas, el del Magno Misterio, donde la mente no tiene acceso y los sentidos siguen estando, pero invalidados. Y esa es la fuente de donde surgimos todos y todo y donde hemos de regresar para sumergirnos. Ese regreso a la fuente solo es posible a través del hundimiento en uno mismo. Durante todo el trayecto, desde su inicio hasta el final, es condición indispensable que cada uno se hunda en sí mismo porque todo lo que ha de ser hallado se encuentra en el interior.

Parameshwar es en verdad un gran maestro, pero ya no solo del Advaita, porque habiendo bebido de sus fuentes y conociendo su tradición como la palma de su mano no se circunscribió a ella, pues la Vía del Ser no se lleva bien con los dogmas, sino que de lo que trata es de la búsqueda honesta y tenaz, autoindagación y experiencia.

Parameshwar, al igual que otros grandes maestros, nos insta a «meternos dentro de nosotros mismos» y vierte, a través del autor, el fruto de su experiencia en sus enseñanzas. Su mismo título, Hundiéndome en mi mismo, da idea de que no es un tratado de filosofía sino que su base está «en la práctica cotidiana». Es por eso que se nos da un mapa detallado desde el principio del recorrido en que el ego inconsciente de sí mismo inicia camino hasta el más Alto nivel donde es absorbido por la fuente original, indicando todas las etapas intermedias. También se nos dan un par de ejercicios prácticos. Según se nos dice en el libro, lo importante es la práctica cotidiana, además de la meditación. Esto es para evitar soñar que vamos hacia alguna parte cuando no nos hemos movido del sillón. Por eso Parameshwar repite que lo importante es intentar llevar el estado de la autoconsciencia a la práctica al interactuar con el mundo cotidianamente.

El libro ha sido creado a partir de unas charlas donde los pocos discípulos que conocieron a Parameshwar tuvieron la suerte de escucharlo, y donde también se ejercitaba la práctica a través de la meditación, por lo que no sigue un orden en el que el neófito se inicia y sigue un recorrido ordenado y ascendente, sino que está salpicado por los temas según las preguntas que le eran formuladas.

También quiero advertir que no es un libro para leer con avidez, sino más bien un libro para extraer conocimiento, para aprender y para ayudar a los diferentes buscadores en las diferentes etapas del camino. De hecho, hay ejercicios prácticos para el que quiera iniciarse, y también puede resolver dudas, si se lee con atención, a los practicantes que hayan quedado atascados en algún punto.

Con mis mejores deseos para todos los lectores y para su autor.

Dolores Vela, Caminante

 

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