6. La joya del conocimiento

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P: ¿Cuál es la cumbre de la sabiduría? No es comprender; es llevar a cabo lo que se comprende. La Comprensión debe traducirse en un simple gesto que resume todo un trayecto, un simple acto de abandono y pérdida del Sí Mismo, la Individualidad, en el Absoluto. Así pues, la Joya del Conocimiento es el acto de autoextinción que el «Yo Soy» debe efectuar al comprender su inexistencia. Comprender lleva implícito saber qué hacer, cómo eliminarse para dejar que el Absoluto brille por Sí Mismo en este cuerpo, y cumplir, de este modo, lo que es conocido como la Realización. Jnani es aquel que se disuelve o se ha disuelto en el Absoluto; no es un Jnani el que a través de viveka, la discriminación, llega a conclusiones de lo que es o no es el «no-estado». Muchos de los que se hacen llamar así se abandonan a estados oníricos intermedios, como el estado de «duermevela», estados hipnóticos, de trance o semi-coma, creyendo que estos estados mentales son Turya. Todos estos estados ilusorios se producen en la parte alta del cuerpo, en la cabeza. La Conciencia de YO está situada ahí, su Centro es mental y es un error muy común sumergirse en Ella alterando la Conciencia y dando paso a estados alterados que son tomados como reales mientras que son completamente irreales. Turya, conocido como el Cuarto Estado, nada tiene que ver con los otros tres estados mentales que surgen cuando aparece la Conciencia «Yo Soy» o Individualidad en el cuerpo. Turya es independiente e implica haber alcanzado el Centro del Ser, y desplaza la Conciencia de la parte alta del cuerpo, señal evidente de que toda acción mental ha quedado parada y la Individualidad desarraigada.

I: Parameshwar, Ramana Maharshi dijo que para entrar en Turya uno debía «dormirse conscientemente».

P: Así es, pero esta manera de obrar únicamente la pueden hacer aquellos que ya conocen Turya, de otro modo, al intentar realizar esto sin haber alcanzado el no-estado se acaba siendo atrapado en un estado onírico intermedio, cuando no se acaba completamente dormido, por lo tanto, es inútil seguir por este camino para quien no sabe disolverse. No se puede ir en contra de la naturaleza de la mente sin haber alcanzado el conocimiento de la autodisolución. Cuando uno se disuelve en la práctica, se atraviesan los estados mentales oníricos, apareciendo el no-estado por sí mismo. El Centro del Ser va atrayendo hacia Sí, a medida que uno va desapareciendo como «Yo Soy», y es el Corazón (o Centro del Ser) el que impide que se caiga en los estados ilusorios alcanzando el Sahaja Samadhi.

I: Después de leer a uno y otro Maestro, no me queda muy claro lo que es la Realización del Sí Mismo. ¿Podrías explicarlo un poco?

P: ¡Claro! Así, por encima, la Enseñanza consta de dos estadios solamente. El primer estadio se da desde el ego hasta el «Yo Soy» y el segundo es desde el «Yo Soy» al Absoluto. La Conciencia abarca el «Yo Soy» y el ego. El ego es el «Yo Soy» identificado con el cuerpo gracias a la mente, eso es ilusión total. La Conciencia Yo Soy se sabe a Sí Misma, no se identifica con el cuerpo y no está confundida ya la falsa identidad. «Yo Soy» es capaz de parar toda actividad mental, entrar en estado de no-mente. Algunos llaman a esto la Realización del Sí Mismo. La Consciencia «Yo Soy» es lo que las escrituras denominan como el Atman, mientras el ego es el Jiva. El Absoluto está más allá del Atman y es llamando Paramatman o Parabrahman.

I: Cuando Ramana Maharshi dice que con Vichara (la autoindagación) surge el Yo-Yo en el Corazón, ¿a qué se refiere?

P: El Corazón es el Ser, y el «Yo-Yo» es la Conciencia de Yo, que es en el Ser. Es en el Corazón donde el Yo-Yo debe disolverse como Atman para que el Paramatman aflore. Esta Conciencia «Yo Soy» es Sí Mismo; puesto que el Absoluto no tiene conciencia alguna de Ser, no puede ser llamado el Sí Mismo, esta acepción apunta a una Individualidad. Cuando un Maestro te empuja a «ser» te empuja a «ser Tú mismo», a ser consciente de Ti Mismo, o sea, a ser el Yo-Yo, pero para ello debes dar el primer paso, trascender la conciencia ego. Estabilizarse en el Sí Mismo es Ser el «Yo Soy». Este nivel está más allá del ajetreo de la mente. Con un simple gesto de retorno a Sí Mismo trasciende toda actividad mental, es decir, los pensamientos se paran y la Consciencia toma el primer plano de existencia, el presente, el Aquí y Ahora, es el punto de conciencia vigílica más alto que puede ser alcanzado; sin embargo, el «Yo Soy» está sujeto a los tres estados: «Yo Soy» la Individualidad se disuelve en el sueño profundo y ocurre esto porque no es el Ultimo Estado. Cuando surge del sueño profundo todo surge de nuevo y no se produce ninguna transformación, los vasanas siguen en su sitio, nada cambia con esta disolución, por lo tanto, no hay Realización. Ya digo, algunos llaman iluminación al permanecer como el Ser.

I: Hay un Maestro muy conocido que dice: «La Iluminación es un vacío total de la mente. No hay nada que puedas hacer para conseguirla. Cualquier esfuerzo que hagas solamente puede ser una obstrucción para ello». ¿Qué nos puedes decir sobre esto?

P: El Buddha nos dejó muy claro que Nirvana es la pérdida de la Individualidad. Hay que tener mucho cuidado con las frases comodín. La mente puede ser «vaciada» de muchas formas, la misma presencia «Yo Soy» lo hace, y eso no es la Iluminación, esta es trascender la conciencia de Yo; la Conciencia Pura es la Iluminación, y es pura porque no hay identidad. La mente no es un contenedor, por lo tanto hablar de mente vacía es un concepto incorrecto, si hubiera dicho que la Iluminación es un estado de no Identidad hubiera dicho lo correcto, de hecho, la Identidad «Yo Soy» es el estado de No-Mente. «Yo Soy» es mente sin pensamientos y sin otra función.

I: Por lo tanto, esa frase no apunta hacia una realidad, ¿no?

P: ¡No! Solo es una frase bonita, pero no se ajusta a la realidad.

I: Por lo que dices, Iluminación es ir más allá de la Individualidad. ¿No es esta la mente?

P: Lo que es mente es el «yo» egóico, la individualidad falsa que surge por la identificación con la forma, el cuerpo físico. Sobre esta falsa individualidad la mente construye su propio mundo que se viene abajo, que se disipa como humo, cuando surge la Conciencia «Yo Soy», el Principio de la Individualidad, es Conciencia, es Ser. La mente es solamente la consecuencia de la aparición de esta Conciencia Yo-Yo, que SABE que no es el cuerpo y sin embargo está esclavizada a él.

I: Entonces, ¿qué papel juega aquí el Absoluto?

P: No juega papel alguno. Todo lo que ocurre sucede en Él. Por decirlo de alguna manera. El es el contenedor de todo este Juego. La Iluminación nadie puede experimentarla, porque lo Absoluto no es una entidad. Cuando sucede la Iluminación, el que sabe qué ha sucedido es el Atman y lo sabe por su «desaparición». En este asunto la mente nada tiene que ver, excepto que ella se hace cargo de lo sucedido objetivando y conceptualizando. Pero siempre es «Yo Soy» el que usa la mente como una herramienta para traducir en Conocimiento lo que acaba de suceder. Cualquiera que haya «desaparecido» reconoce todo lo que aquí comento.

I: ¿Se puede vivir sin mente?

P: ¡Sí, claro que sí! El que haya consolidado la Conciencia «Yo Soy» como su estado natural, vive sin mente. Este tipo de hombre está libre del ego. El es un Gurú que señala con el dedo el Sí Mismo, y el que ha trascendido el «Yo Soy» es un Satguru, que señala con el dedo el Absoluto.

El vivir sin mente es mantenerse en el Conocimiento directo, se sabe sin usar la herramienta de la mente. El Gurú sabe que tiene que dar un último paso y este es su extinción.

I: ¿Consolidar no requiere esfuerzo?

P: Si a ti te gustan los pasteles, ¿te es un esfuerzo comértelos? [risas]

I: ¡No, realmente no me supone ningún esfuerzo!

P: Pues de la misma manera has de actuar para consolidar. Lo haces porque sabes que tienes que hacerlo y no te complicas la vida realizándolo. Esta actitud no requiere ejercer esfuerzo alguno.

I: Entiendo.

P: Estamos acostumbrados a hacer las cosas por algo, con intención. Si se quiere alcanzar el estado «Yo Soy» no entendemos la acción sin esfuerzo, por eso el resultado nunca llega. Hacemos el esfuerzo por comprender, organizar y encasillarlo todo, pero no comprendernos que las cosas llegan por sí solas. En tu mente planificas la consecución de un proyecto, cuidas al máximo los detalles, pero a la hora de llevarlo a la práctica te encuentras que tienes que luchar, para lograr tu objetivo, contra los imprevistos. Al final, todo es como lanzar una moneda al aire: cara, el proyecto es un éxito y has conseguido lo que te propusiste, eres un gran hacedor de tu vida; cruz, maldices tu mala suerte. Uno es un poseedor, un hacedor, etc., pero maldice su mala suerte porque es incapaz de alcanzar el estado de «Yo Soy», y es que las cosas «divinas» no están relacionadas con las «humanas», y eso es lo que uno no entiende, por lo tanto, uno debe cambiar su óptica sobre las cosas «divinas». El problema está en cómo hacerlo, ¿verdad? Todas las preguntas que uno pueda realizar al respecto se resuelven en una sola respuesta: «¡Sé! y cómete el pastel sin esfuerzo».

I: Es a esta actitud a la que se refiere este Maestro en la segunda parte de su frase.

P: ¡Exactamente! No debe ser confundido con «pasividad» porque si no nos vamos al otro extremo del asunto, recibiendo los mismos resultados.

I: ¿El término medio, quizás?

P: ¡No! Una postura inteligente es lo que se requiere. Y no me preguntes cómo ser inteligente, el pastel te lo debes comer tú mismo, nadie debe masticarlo por ti.

[risas]

P: Lo que quiero que comprendas es que aplicando tu intelecto sobre lo que oyes estás forzando el fracaso. Cuando se entra en el laberinto de los conceptos, uno corre el riesgo de eclipsar la realidad. Mira, todo este tema que nos envuelve es extremadamente sencillo, pero cuando se comienza a dar nombres es cuando se crean las diferencias entre enseñanzas. Para los budistas todo es Mente; para los advaitines, todo es Consciencia, así pues, más de una discusión se daría entre eruditos y, sin embargo, los Maestros guardarían silencio.

I: Todos los iluminados señalan hacia el mismo punto, ya sea Nirvana, la Iluminación, la Realización, el Padre... y es cierto que la erudición puede llevar a la controversia. Entiendo bien lo que nos señalas, por eso dicen que el conocimiento sigue siendo ignorancia, ¿no es así?

P: Exactamente. El ser humano se pasa la vida adquiriendo conocimiento para ocultar su ignorancia, y mientras más conocimiento adquiere más seguro se siente de sí mismo a la vez que el hambre por saber se hace más intenso. Mientras esté dentro de este juego, pocas posibilidades hay de trascenderlo, es como una adicción creada por la mente.

I: ¿Cuándo nace y cuándo se disipa todo esto?

P: Expondré el tema de una forma general, sin detalles posibles. Una vez se ha desarrollado la mente, y apenas creada la imagen de uno mismo y la personalidad, el individuo, al compararse con otras personalidades, se da cuenta de que es un ignorante, que en relación a otros su grado de conocimiento es escaso, esa toma de conciencia le crea una gran tensión y como mínimo empieza a asumir tópicos, arquetipos, conceptos de otros por imitación. Al asumir esta postura, el individuo deja de ser él mismo. Este es un posible comienzo de una historia que acaba cuando el individuo se conoce en cuanto a «Yo Soy», crece y madura en este estado. Este estado es sagrado en comparación al ego, pero es algo a trascender y desechar para ir hacia la naturaleza real, el Absoluto. Todo este juego conocimiento-ignorancia es muy valorado por la conciencia-ego, en él está incluido todo lo que de valor tiene el individuo, inclusive las enseñanzas y sus diferencias. Es a causa de esto que uno se convierte en advaitín, shivaíta, budista, cristiano, etc. La Mente es la creadora de diferencias en su forma intelecto.

I: Cuando se trasciende la mente-intelecto, entonces es cuando uno ve con claridad, pero sigue siendo necesaria la mente como herramienta en el estado de «Yo Soy»?

P: Un individuo en estado «Yo Soy» maduro, es decir, cuando este estado es permanente en él, es una «mirada» continua que observa directamente el objeto y automáticamente toma conciencia. Me explico, el Yo mira a una personalidad como el Testigo que es y no surge un juicio predeterminado sobre la naturaleza de la personalidad observada; el conocimiento que le embarga es por toma de conciencia, no por empleo de su mente. Mira y sabe, movimiento directo mientras que si se emplea la mente el conocimiento es un supuesto. No sé si me estoy explicando bien.

I: Quieres decir que la conciencia «Yo Soy» tiene una mirada incolora, por aquella frase de que «todo es del color con que se mira» y la mente mira según el color de sus conceptos. Eso es lo que he entendido.

P: Perfecto, así es. La mente es relativa mientras que la conciencia es objetiva. Claro que estoy hablando de un «Yo Soy» muy avanzado y maduro, libre ya de la imagen de la personalidad y de la complejidad del intelecto. Un «Yo Soy» así está libre de las diferencias entre enseñanzas, tiene la mirada puesta sobre el Origen de la Quietud, Paz y Silencio que es capaz de experimentar y que no son de su propiedad. El sabe que debe desaparecer para que el Absoluto aflore. Este tipo de saber es lo que es conocido en Occidente como la Conciencia Crística, el «Yo Soy» ha adquirido la Joya del Conocimiento; la cumbre del conocimiento es darse cuenta de que la Individualidad que se es sobra y entorpece. Os hablo así aun cuando sé de antemano que lo convertiréis todo en conocimiento conceptual. Esta Joya es una actitud, una manera de estar en la vida, este Conocimiento rige todo movimiento de la Individualidad y surge cuando ya nada externo atrae la atención y el interés.

I: ¿Es la llamada del Absoluto, el resultado de la Gracia?

P: La Gracia está siempre actuando, solo hay que estar alerta a ella. Desde el punto de vista del Absoluto nada es real, todo es ilusorio, pero dentro de la ilusión hay gradaciones, niveles de conocimiento, de ahí la vieja imagen de la Escalera y que cada uno ocupa un peldaño. Para el Realizado que sabe que todo es el Absoluto nada de esto tiene valor, ni siquiera las cuatro cualidades que un individuo debe reunir para alcanzar la Iluminación. Cuando un Sabio le dice al ignorante «Tú ya eres el Absoluto», le está creando la tensión más fuerte que un buscador puede sufrir, el ignorante tiene solo dos opciones: resolver o abandonar. El Sabio le enfrenta al núcleo de la ignorancia, porque es evidente que él no ve la verdad del Sabio reflejada en sí mismo, por lo tanto, la búsqueda es una obligación. Esta búsqueda en sí misma es la llamada del Absoluto. La Búsqueda es real para el ignorante que está de lleno en el juego Conocimiento-Ignorancia: «¡No sé, entonces debo aprender!». Este pensamiento hace que su corazón esté en un puño. La búsqueda es una gran tensión en la vida del individuo que continuamente está enfrentado a la ignorancia. Empieza a resolverse en cuanto se da cuenta de que él es conciencia.

I: Mientras uno no se da cuenta de que es conciencia, la búsqueda puede ser un verdadero sufrimiento.

P: ¡Sí! Debido al deseo genuino del verdadero buscador. Un deseo insatisfecho es sufrimiento.

I: ¿Existen técnicas para disolverse en el Absoluto?

P: ¡No! La disolución llega siempre por Comprensión. Las técnicas, los ejercicios, etc., pertenecen al ámbito del ego. El «hacer» algo por superarse es cosa de él.

I: ¿Puede un ego saltar directamente a la disolución? Quiero decir, ¿puede saltarse la etapa del «Yo Soy»?

P: La imaginación puede decir que sí, pero la práctica dice que no. Para disolver hay que saber qué disolver. La fuerza de la Ilusión mantiene al ego en su estatus, mientras no se vea la irrealidad del ego no existe salto alguno. Tal irrealidad se pone de manifiesto cuando la individualidad se conoce como «Yo Soy». Cada nivel de conciencia tiene su nivel de comprensión y con ello el nivel de percepción de la irrealidad. Lo que sí ocurre, y muy a menudo, es que el ego pueda tener un atisbo de lo real, y esto marca para siempre al ego, quien inicia una búsqueda para repetir la experiencia que ha sufrido, pero eso no es un salto ego Absoluto, es más un calvario.

[risas]

I: Parameshwar, siento enormes deseos de avanzar. No estoy satisfecha de mi estado de consciencia. Busco pero no encuentro.

P: ¿Has practicado algo en tu vida?

I: He seguido varias vías: yoga, budismo, cuarto camino, sufismo... pero sigo siendo el yo-ego de siempre, parece que estoy esclavizada a él.

P: De todo esto, ¿qué es lo que has sacado en claro?

I: No puedo dudar de estas Vías, por lo que llegué a la conclusión de que el Despertar no es para mí. Creo que me he entregado a fondo en cada una de ellas... y no es que busque resultados, pero la verdad es que muchos de mis ex-compañeros han llegado lejos.

P: Bueno, ¿qué quieres que te diga?, ¿qué has buscado en cada una de estas Vías? ¿Cuántos años tienes?

I: Tengo 36 años y en ellas he buscado la Verdad y la manera de poder auto-realizarme.

P: Como creo que no has estado 36 años trabajando en ellas, entiendo que eres demasiado impaciente y no has llegado a comprender la esencia de cada una de ellas, que es la misma. Si hubieras comprendido solamente el corazón de una de ellas no hubieras cambiado a las otras. Eres muy joven y has intentado abarcar demasiado. El Despertar es un proceso, y tú no has dado tiempo a que este madurara. Por otra parte, no mires tanto los logros de los demás, es una muy mala actitud.

¿Hay más preguntas?

I: ¿Por qué dices que la Joya del Conocimiento es saber que debes disolverte? Comprender el Absoluto, ¿no sería esta la Joya?

P: Vuelvo a repetir lo de siempre: «Una cosa es buscar a Dios y otra es buscar el Conocimiento sobre Dios». La Comprensión verdadera lleva a obrar de acuerdo a ella. Si realmente sabes que debes disolverte, todo tu propósito irá encaminado a ello, ¿no? Tu actitud interna será muy diferente de aquel que únicamente busca el conocimiento intelectual sobre Dios, y este conocimiento solamente destapa sentimientos excelsos, pura bioquímica pasajera. Es esta una actitud que diferencia al realizado del erudito. Si piensas por ti mismo llegarás a la misma conclusión o parecida, ¿no crees?

Creo que las preguntas se hacen por hacer, es tarde ya, debemos dejarlo aquí. Así pues, hasta mañana.

 

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