La Interrogante de Gurdjieff

Legado por: José Reyes

 

Tierra Nave-Espacial

Tomando de la ciencia-ficción y de hechos relacionados con viajes por el espacio, serios escritores han introducido el concepto de la "tierra nave-espacial". Pero alguien hace la pregunta: "Si esta tierra es una nave espacial y la humanidad es su tripulación, ¿quién es el comandante y a dónde desea llevarnos?".

Supongamos que una organización tiene un grupo altamente calificado de científicos y técnicos, y toma posesión de alguna máquina fabricada por algún competidor y tan sumamente novedosa que nadie ha visto nada que se le asemeje ni siquiera remotamente, se entrega a los técnicos y pasado algún tiempo, ellos reportarán a la gerencia lo que han descubierto y cómo funciona. El comentario podría ser: "Muy bien, ¿pero para qué sirve?".

Ellos contestan que esta pregunta no se les había ocurrido y que no puede esperarse que den una respuesta a menos que sepan los planes del constructor. La Dirección podría legítimamente responder que es inútil saber de qué manera funciona una máquina cuando se ignora para qué propósito sirve. La ciencia moderna se halla en esta misma situación. Está en el proceso de descubrir la manera en que funciona el Universo pero ni siquiera se pregunta cuál es su finalidad. El Universo resulta ser una máquina demasiado grande para que lo consideremos en conjunto, siempre tendríamos que estudiar el Sistema Solar y hasta la "tierra nave-espacial".

¿Quién hace la pregunta de "para qué sirve esta extraordinaria pieza de mecanismo"? El hombre mismo es otra máquina construida maravillosamente y mucho más próxima a nosotros que ninguna otra máquina. Nos preguntamos acaso: "¿a qué propósito sirve este ingenioso aparato?".

Individuos y sociedades, –científicas y no científicas–, están tratando de quitar el velo que oculta el futuro. Todos se percatan claramente de que la humanidad atraviesa una crisis muy seria y hay hasta quienes dudan si lograremos sobrevivirla. En ninguno de estos estudios hallaremos vestigios de que el primer interrogante que debemos considerar es si la existencia de la Tierra y de la humanidad sirve a algún propósito útil. Cosa extraña, puesto que constantemente hacemos esta pregunta acerca de entidades subordinadas tales como organizaciones, actividades y construcciones humanas. En realidad, nos felicitamos por nuestra actitud utilitarista y estamos dispuestos a dejar de lado y a obstruir todo cuanto no sirva a algún propósito útil y nos sentimos orgullosos de la habilidad con que el hombre transforma los recursos naturales en cosas útiles.

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Significado y Sentido de la Vida en la Tierra

La vida en esta Tierra es una condición altamente improbable. Es un mecanismo tan ingenioso en su capacidad, no solamente para mantener su propia existencia sino para evolucionar hacia estados aun más improbables y complejos; de manera que es realmente sorprendente que nadie se pregunte para qué fin sirve. Si Gurdjieff hubiese dirigido nuestra atención solamente a esta interrogante y nada más, tendría derecho a un lugar muy sobresaliente entre los pioneros del pensamiento humano. El interrogante nació en su mente a edad muy temprana y llegó a ser la idea fija de su mundo interior: ¿Cuál es el significado y el sentido de la vida en la Tierra en general y de la vida humana en particular?

Esta debiera ser una pregunta natural; pero si nos preguntamos por qué no se le ocurre a todo ser pensante entramos en las profundidades de nuestra situación humana. Nos encontramos tan preocupados con nuestros problemas subjetivos que no nos detenemos a preguntarnos de una forma objetiva: "¿Cuál es la finalidad de mi existencia?". Hace más de dos mil años los filósofos han estado tratando de contestar preguntas tales como: "¿Qué es la Realidad y cómo la conocemos?". Han hecho a un lado las preguntas: "¿Quién la hizo y por qué?", ya sea considerándola imposible de responder o delegándola a los teólogos para que cubran mediante la revelación y la fe, la deficiencia de sus conocimientos.

Los teólogos están de acuerdo en que la primera parte de nuestra respuesta ha sido revelada: la vida sobre la Tierra y el hombre mismo han sido creados por Dios. La segunda parte, "¿Por qué?" se deja a un lado como inescrutable. Un escéptico podría hacerse eco a las palabras de Anatole France: "Si Dios lo hizo cometió un acto sumamente imprudente".

Hoy día este comentario resulta ser más pertinente de lo que fuera hace ochenta años. Los que se encuentran fuera de la tradición religiosa y especialmente quienes niegan y dudan de la existencia de Dios se quedan sin respuesta y se satisfacen por lo general con rechazar preguntas acerca del origen y propósito tachándolas de insensatas. Aceptando que el propósito de la creación está ligado con la existencia de un Creador, Dios y Propósito permanecen juntos o desaparecen juntos; pero si Dios de nada necesita tampoco puede tener propósitos. Tenemos aquí algo que no nos satisface. Si nos volvemos hacia las religiones y filosofías orientales, vemos que no dan importancia a los propósitos y no piensan que sean necesarios para nada.

El Budismo en todas sus formas rechaza tales preguntas como inútiles e insiste en que el fin de la existencia es la propia necesidad del hombre de escapar de la Duhkha, que no significa sufrimiento tanto como el estado condicionado del ser encarnado. La única excepción significativa es que la antigua religión de Zaratustra enseñó que tanto la vida sobre la Tierra como el hombre dotado de inteligencia fueron creados para ser aliados del Espíritu del Bien, Ahura Mazda, que sostiene una lucha incesante con el Poder de las Tinieblas. Los himnos del Avestan [a] dan muchísimas referencias al papel que juega el hombre en el proceso cósmico. Por ejemplo, Yasna 30.9 hace la evocación: "¡Que pertenezcamos a los que renuevan el mundo y lo hacen progresar!".

[a. en.wikipedia.org/wiki/Avesta ]

He dado mis razones para creer que Gurdjieff halló que la tradición de Zoroastro se mantuvo viviente en Asia Central por mucho tiempo después de que dejó de ser una religión del Estado. Por algún motivo, este mito importante se echó al olvido y por muchísimo tiempo se perdió de vista la interrogante de "¿Por qué existe la vida en la Tierra?".

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La Pregunta de 'Porque?'

Desde el siglo XVII, el pensar europeo se ha preocupado más y más por lo natural y cada vez menos por lo sobrenatural. Cuando se empezó a comprender que la Naturaleza se encuentra bajo el gobierno de leyes y que el hombre puede descubrirlas y usarlas para sus propios fines, la búsqueda del poder y del saber se convirtió en una obsesión. La respuesta a la pregunta "¿para qué sirve todo esto?" parecía muy simple de contestar. "Es todo para servir al hombre y satisfacerlo". La misma palabra "propósito" vino a significar el propósito humano dirigido a fines humanos.

A fines del siglo XIX, cuando Gurdjieff empezó su propia búsqueda, la ciencia y la religión le hablaban al hombre en direcciones opuestas; pero ni la una ni la otra se preocupaban por el problema del sentido y el significado de la vida humana sobre la Tierra. Cada uno habría dicho que conocía la respuesta pero nadie habría podido explicar lo que ésta significaba. Hoy día, 80 años más tarde, cuando el siglo XX entra ya en sus últimas décadas, tenemos que afrontar las consecuencias que resultan de haber descuidado este punto.

El futuro mismo de la humanidad se ve amenazado por el sentimiento de inseguridad que nace de la sospecha de que la vida carece de propósito y el hombre no tiene razón de existir. Contadas son las personas hoy día que podrían aceptar la doctrina de que Dios creó al hombre para que le sirviera y le amara sobre la Tierra y después vivir en Su Seno por toda la eternidad. Las ingenuas nociones del cielo y del infierno que satisficieron a nuestros antepasados ya no tienen ningún significado para el hombre moderno, ni siquiera en las formas sofisticadas que inventaron los teólogos para mantenerse paso a paso con la ciencia. Es por consiguiente extraño que no se haya hecho un esfuerzo más serio para llegar a algo más convincente acerca del significado de la vida en la Tierra. Y es extraño, porque los científicos saben muy bien que la ciencia de por sí, no puede satisfacer preguntas de esta naturaleza, y saben que se necesita desesperadamente de un concepto sobre la vida que restablezca la confianza en un mundo perplejo. El instrumento les maravilla pero no se preguntan qué razón de ser tendrá.

Sería incorrecto decir que nadie se pregunta: "¿Para qué sirve la vida?" Antes bien, todos nos lo hemos preguntado alguna vez, algunas veces con desesperación, pero también algunas veces con la esperanza de obtener alguna comprensión. Pero, planteada de esta manera, la pregunta no da en el blanco. Ostensiblemente objetiva es en realidad un "cri de coeur" personal. Anhelamos que nuestra vida personal tenga algún significado y si nos encontramos satisfechos con nuestras relaciones personales y nuestras actividades humanas tendemos a olvidar que ellas nada tienen que ver con el gran interrogante. El sufrimiento del Mundo continúa, ya sea que el individuo se considere feliz o miserable. La pregunta de "¿Por qué es el mundo cómo es?" vive presente en nuestra mente y, aún cuando la respuesta falle, podemos ver cómo los sabios del mundo han tratado de dar una respuesta satisfactoria.

Hay dos escuelas principales de pensamiento. Una de ellas se halla satisfecha con la búsqueda constante de leyes causales que nos permitan ver "cómo funcionan las cosas" y nos ayudan a "operarlas" para nuestra conveniencia. Ellos rechazan toda pregunta que lleve propósito excepto el de incrementar el conocimiento y el poder humanos. Lo demás no tiene significado. Si bien no rechazan la fe religiosa como principio, la consideran inútil en cuanto a sus fines se refiere. La otra escuela trata de sostener las explicaciones causales en el orden natural manteniendo al mismo tiempo la creencia en propósitos sobrenaturales. En efecto son dualistas, aceptan dos clases de realidad, –una natural, la otra sobrenatural–, pero sin considerarse ni competentes ni obligados a formar un puente que las una.

Si tales evasiones no nos satisfacen tenemos que reconocer, sin embargo, que las personas religiosas han cometido un grave error al tratar de dar una razón a su creencia. El fracaso desastroso de los distintos argumentos racionales sobre la existencia de Dios ha dado por resultado la conclusión igualmente engañosa tanto para probar la existencia de Dios como su no existencia.

"El argumento de finalidad" aparece todavía en libros de teología. Los creyentes piadosos dicen aún: "Mirad el mundo, ved su maravilloso funcionamiento, cómo la finalidad y el propósito animan toda forma de vida. "¿Podrían ustedes dudar que esta obra extraordinaria sea obra de un Artífice Supremo?". La ciencia ha demolido uno por uno cada ejemplo: primeramente demostrando que el mundo físico obedece a leyes causales universales y sin propósito; en segundo lugar, demostrando cómo la vida sobre la Tierra puede haber evolucionado por selección natural de formas más simples y estas a su vez mediante combinaciones químicas, al azar, de la materia inerte. El argumento a basado [?] en la finalidad ha perdido su fuerza lógica y con ella –por lo que parece ser– la necesidad de encontrar un Creador ha desaparecido casi totalmente.

Ni los filósofos ni los científicos se dan cuenta de la trampa en la que han caído. El argumento de finalidad era antropomórfico por completo. El hombre velaba por los objetos naturales vivientes y no vivientes, como si fueran artefactos humanos. Suponía que el pájaro había sido dotado con alas porque Dios deseaba que volara, o que al hombre le había sido dada la razón porque Dios quería que pensara. Cuando vinieron a darse cuenta de que las alas y el cerebro se podían considerar como instrumentos para la supervivencia, en la lucha por la vida, ya no fue aparentemente necesaria otra explicación.

No se le ocurrió pensar a la gente que pudiera existir algo muy diferente a los fines humanos pero no necesariamente más allá de los límites de la comprensión humana. La ciencia ha ampliado los horizontes del hombre más allá de su existencia sobre la Tierra y ni los científicos han observado que ellos han abierto el camino, o una nueva forma de pensar sobre el mundo, el cual podría dar cuenta de los cambios en escala que han relegado a las filosofías geocéntricas a un campo fuera de toda consideración seria.

Entonces, ¿cómo pudo suceder que antes del final del siglo XIX Gurdjieff estuviera planteándose ese interrogante que llega hasta el meollo del asunto? Nada de lo que hemos encontrado en la técnica o en las enseñanzas de los Khwajagan y sus sucesores justifica la opinión de que Gurdjieff hubiera hallado esta pregunta o su respuesta entre los Sufís. Él mismo afirma enfáticamente que se trataba de su propio interrogante y que, como ya queda dicho, vino a ser la "idée fixe" de su 'mundo interior'. Si aceptamos esto quiere decir que Gurdjieff fue mucho más que un explorador afortunado que encontró y trajo a Occidente: "fragmentos de una enseñanza desconocida".

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Evolución e Involución

Gurdjieff da su propio mensaje con claridad en: El Todo y Todas las Cosas, y especialmente en el capítulo "Purgatorio". El pasaje clave dice así: "La evolución e involución de los elementos activos que actualizan el Principio Trogoautoegocráta de la existencia de todo cuanto existe en el Universo por medio del mantenimiento recíproco y sostenimiento de la existencia entre unos y otros. (Todo y Todas las Cosas. Pág. 192. Libro Segundo). Casi todo cuanto han escrito los admiradores y los críticos de Gurdjieff se ha concretado particularmente a sus ideas psicológicas y a su forma de vida. Ambas son cosas importantes pero no justificarían el dictamen de Denis Saurat, a que se refiere el capítulo cuarto mencionado anteriormente, de que existen evidencias contundentes de que algunos de los conceptos de Gurdjieff son de origen "extraterrestre". Me propongo examinar algunos de estos conceptos y considerar el lugar que les correspondería en un Nuevo Sistema de Valores que pudiera ganar la aceptación y la alianza de toda la humanidad.

Los valores y los propósitos son inseparables. Si toda clase de asunto tuviera igual valor no tendríamos propósitos. Cuando cierto estado de cosas representa algún valor para mí, me esforzaré por alcanzarlo con un ahínco proporcional a la importancia que represente para mí en un momento dado. Los grandes valores definidos nacen de necesidades poderosas. Necesitamos de seguridad y de alimento para nosotros y para quienes dependen de nosotros, y nuestros esfuerzos primordiales nacen del propósito que surge de esta necesidad. No sabemos a fe cierta qué es lo que necesitamos aparte de los medios para conservar la vida y, por consiguiente, no concebimos con precisión ningún otro propósito de mayor importancia.

Si se nos ofrece un estado de cosas como necesario o deseable - esto es, como un valor - y nos convence o condiciona su presentación, tratamos de ponerlo en práctica y llega a convertirse en propósito. En el pasado, el hombre no reconoció hasta qué punto fueron dictados sus propósitos –por presiones sociales o bien por instintos animales formados por la costumbre y lo convencional. Una de las contribuciones primordiales de la ciencia de la conducta en los últimos 20 años, ha sido la demostración de hasta qué punto se hallan controlados los propósitos humanos por el condicionamiento, la sugestión y otras presiones sociales. Esto ha aumentado el sentimiento general de la inquietud, especialmente entre las personas muy jóvenes, quienes hasta ahora han logrado escapar de la influencia condicionante de la sociedad.

Ha resultado una situación bastante seria en la cual un gran número de personas se da cuenta de que no pueden aceptar sistemas de valores que carecen de fundamento, pero no pueden inventar valores propios porque ello daría lugar a un sistema subjetivo y divisorio. El alimento de un hombre es veneno para otro. No podemos aceptar que haya algún propósito absoluto en la vida humana, según lo postula la religión, pues ya vemos con claridad que semejante propósito resultará tanto sin significado como imposible de comprobar. No podemos aceptar nuestro propósito personal y nada más: esto sería equivalente a enfrentar a un hombre contra otro. No podemos hallar un propósito humano general que deje de poner al hombre en conflicto con la naturaleza, como en realidad ya se encuentra.

Solamente nos queda una posibilidad, o sea, buscar el propósito y el significado de la vida sobre la Tierra –y particularmente de la vida humana– en el contenido vasto pero no infinito de la Tierra, el Sistema Solar y quizás la galaxia en la cual nuestro Sol es una partícula de polvo. Si existiere un propósito más vasto y de mayor importancia que trascienda los límites de la experiencia humana, nuestra vida al igual que toda vida sobre la Tierra, se relacionaría con ese propósito. Si tuviéramos la seguridad de esto, tendríamos un sistema de valores, libre de los defectos de aquellos valores por los cuales nos esforzamos por vivir hoy día.

Gurdjieff debe haber considerado objeciones de esta naturaleza y es probable que el problema hubiese tomado forma en su mente hacia 1902, cuando contaba con 25 años de edad. Esta es una edad significativa, cuando la creatividad alcanza su máximo desarrollo en los que piensan en abstracto, como los matemáticos. La precocidad admirable de Gurdjieff podría explicar su comprensión sorprendente del problema, pero no así el descubrimiento que hizo de su solución, que contradice todo modo de pensar -tanto religioso como secular, filosófico como científico- según prevalecía universalmente al comienzo de este siglo y aun prevalece en nuestros días.

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Mantenimiento Recíproco

La respuesta que da Gurdjieff a la interrogante "¿Cuál es el sentido y significado de la vida sobre la Tierra?" difiere radicalmente de cualquier otro punto de vista ordinario. Gurdjieff afirma en Todo y Todas las Cosas que la doctrina de mantenimiento recíproco proviene de un "antiguo manuscrito sumerio" que descubrió el gran filósofo kurdo Atarnakh. El pasaje citado dice así: "Según todas las probabilidades, reina en el mundo una ley de mantenimiento recíproco de todo cuanto existe. Es obvio que nuestras vidas también sirven para mantener algo grande o pequeño en el mundo".

Este pasaje ocurre en la descripción de una fraternidad del Asia Central llamada "Asamblea de los Iluminados", que había existido desde la época sumeria y floreció abiertamente en el reino bactriano cuando Zoroastro enseñaba. Después de Zoroastro desapareció por cien generaciones y solamente ahora ha comenzado nuevamente a dirigir hacia el mundo su "Enseñanza Desconocida". He sugerido que esta debe ser la Sociedad de los Sarman. [b1, b2]

[b1. en.wikipedia.org/wiki/Sarmoung_Brotherhood ]

[b2. "La hermandad de Sarmoung" (pdf 5 paginas) Scribd ]

Estos 24 siglos pertenecen a lo que he llamado la Época Megalantrópica (El Universo Dramático, Volumen IV, Capítulo 49) caracterizada por la Edad Primordial de que el individuo, el hombre, representa el valor fundamental. Con la transición a la nueva edad de cooperación con los Poderes Superiores, que he llamado la época sinérgica la antigua doctrina del Mantenimiento Recíproco recuperará su significado central comprensión del destino humano.

¿Cuál es esta doctrina? El mantenimiento recíproco en su sentido especial connota que el Universo tiene una estructura o diseño en su interior de acuerdo con el cual toda clase de cosas que existen producen energías o sustancias que son necesarias para el mantenimiento de la existencia de otras clases de cosas.

Gurdjieff se sirve de los términos involución y evolución para describir este proceso. La involución es el proceso de la transformación mediante el cual un nivel de energía superior actúa sobre energías inferiores por medio de un aparato que provee las condiciones y el medio ambiente necesario. El cuerpo humano es semejante a un aparato, así como lo es todo organismo viviente. La Tierra también provee un medio ambiente para la energía de alto nivel –como la radiación solar– a fin de que actúe sobre los elementos más pasivos de la corteza terrestre y la atmósfera. La involución es entrópica, o sea que el nivel total de energía disminuye siempre en todo cambio involutivo.

La evolución es el proceso inverso. Es la producción de un alto nivel de energía proveniente de una fuente de nivel inferior. Esto también requiere un aparato, pero de una clase diferente, porque no es probable que esta energía se manifieste a menos que esté presente un nivel de energía superior. La vida es un proceso evolutivo que va en dirección contraria a toda probabilidad. El trabajo mediante el cual el hombre se transforma es evolutivo. Va en sentido contrario a la corriente de la vida. He aquí el significado de lo que decía Gurdjieff, según lo cita Ouspensky: "El trabajo es contra natura y contra Dios".

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Ayuda de lo Alto

Sin embargo, el trabajo sería imposible sin la "Ayuda de lo Alto", ayuda que se da porque "dichas formaciones relativamente independientes son también necesarias". Dentro de los límites, el proceso evolutivo puede comenzar en algún punto dado gracias a una combinación al azar de circunstancias favorables, pero este comienzo prometedor se desvanecería si el Poder Más Elevado negara su intervención. Este es un concepto muy significativo para poder comprender la evolución del hombre, tanto como raza y como individuo. En la mayoría de los casos, el movimiento inicial viene de una combinación accidental pero suficiente para despertar el deseo de escapar de la corriente involutiva que lleva al estancamiento; pero este impulso está igualmente predispuesto a involucionar y puede perder su dirección. No obstante, puede llevarnos bajo influencias conscientes y creativas y empezar un movimiento de verdadera evolución.

Según dice Gurdjieff, esto es lo que acontece en los planetas donde surgen accidentalmente formaciones capaces de movimiento automático. El Creador observa estos acontecimientos y solamente después que han tenido lugar interviene para guiar y ayudar a que el proceso continúe hacia adelante. El período accidental se encuentra dentro del campo de las posibilidades que fijan las leyes naturales sobre la transformación de energías. Los estados subsiguientes requieren acción sobrenatural.

Esto no es arbitrario, sino que depende de las relaciones entre los seres, por lo cual cada uno mantiene la existencia de otros, en una especie de sistema universal de ayuda mutua. Cada orden de seres está dotado de una forma de energía que le permite llenar su papel en el proceso cósmico. Así queda establecido el valor y el propósito de la vida en un concepto completamente nuevo; aquí tenemos la contribución especial de Gurdjieff a un nuevo concepto clave para la era venidera.

Este proceso puede observarse obviamente en la química de la Tierra. Los minerales de la corteza terrestre y los gases de la atmósfera producen las sustancias que formen todo cuerpo viviente. La vegetación verde se produce utilizando el dióxido de carbono y el agua con la ayuda de la radiación solar, el oxígeno y los carbohidratos sin los cuales no podría existir vida animal. Las plantas también producen compuestos nitrogenados que son la clave de los procesos de la vida representados por la reproducción, la regeneración y la transformación de energías de formas más complicadas de existencia. Si fuese esto todo lo que la doctrina de mantenimiento recíproco explica, no sería una idea revolucionaria. El punto clave de la doctrina consiste en que se incluye al hombre como una clase de ser "cuya vida sirve igualmente para mantener algo grande o pequeño en el mundo".

Gurdjieff desarrolló este tema postulando que al igual que toda cosa viviente o inerte, "el hombre es un aparato para transformar energías" y que se requiere de él, específicamente que produzca energía sensitiva y consciente, la cual se necesita para el mantenimiento de la armonía del Sistema Solar. Puede producir esta energía voluntaria o involuntariamente. En el primer caso, tiene que "trabajar sobre sí mismo", o sea, hacer esfuerzos por perfeccionarse a sí mismo. En el segundo, es mediante la muerte. He aquí la relación entre el mantenimiento recíproco y la guerra. Gurdjieff también relaciona la necesidad de energía consciente con la explosión demográfica.

Bajo la ley primordial de la conservación de la materia el Universo condicionado manifiesta pérdida de orden y disolución final con el transcurrir del tiempo; pero Gurdjieff enseñó que se genera energía de alto nivel en un nivel de ser no condicionado como corrección al proceso de entropía y esta energía hace posible la evolución. (El término Trogoautoegocrático, lo que en el griego vernacular significa "como y así me mantengo". Se aplica a la ley que gobierna esta parte no condicionada de la creación, de manera que no viola ninguna de las leyes universales, que son las condiciones de la existencia en el tiempo y el espacio).

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Transformación de Energías

El otro concepto importante que introduce Gurdjieff es el que llama Iraniranumange, el cual "es llamado por la Ciencia Objetiva el intercambio cósmico común de sustancias" o transformación de energías. La transformación de energías depende de mecanismos, de los cuales el ejemplo que más se ha estudiado es la máquina térmica. En la máquina térmica, la energía-calor, de bajo grado, en forma de movimientos moleculares se convierte en energía mecánica de alto grado. En el generador eléctrico la energía mecánica se convierte en electricidad. En el organismo viviente la energía química del alimento se convierte en energía mecánica, exactamente lo mismo que sucede en la máquina térmica.

Hay, sin embargo, ejemplos más interesantes –aunque menos comprendidos– de transformación de energía en nuestra experiencia humana. El sentido de percepción convierte la energía de los impulsos eléctricos de la vista, las vibraciones gaseosas del sonido, los cambios químicos en el gusto y en el olfato, en las energías de sensación, pensamiento y sentimiento. Todo animal produce dichas energías, pero solamente el hombre tiene la capacidad para aumentar, por esfuerzo propio voluntario, la cantidad de ellas y de mejorar la calidad de las energías "síquicas" que emite.

Este es el segundo elemento esencial en la solución que Gurdjieff da al problema: "¿Cuál es el sentido y el significado de la vida sobre la Tierra, y en particular de la vida humana?". Aclara el punto perfectamente en su relato sobre el Iraniranumange (Todo y Todas las Cosas, Libro Segundo. Pág. 192). El pasaje requiere y amerita un estudio muy cuidadoso. Como el lenguaje no es fácil y el significado aparece tan sólo cuando se le refiere a muchos otros pasajes, me permitiré dar una interpretación lo mejor que pueda.

Existe una convergencia extraordinaria de dos corrientes de pensamiento de origen totalmente diferente. Por una parte, vamos obteniendo un cuadro coherente del origen de la tierra, su atmósfera, sus océanos y los primeros albores de la vida. La cosmología y la paleontología científicas de nuestros días difieren notoriamente de las que existían hace cincuenta años cuando Gurdjieff escribía a Belcebú.

La corriente de su pensamiento se remonta a miles de años, pero se anticipa a muchos de los "descubrimientos" modernos. En el esquema de Gurdjieff los planetas que adquirieron atmósfera se convirtieron en escenario para una transformación intensa, física y después química, que resultó en combinaciones más y más complicadas y finalmente desarrollaron la facultad de su propia renovación. El punto crucial vino con la aparición de células capaces de agregarse para formar organismos multicelulares. Esta es la transición que ocurrió en la Tierra, hará cosa de dos mil millones de años, de los protozoarios a los metazoarios. Con la propiedad de existir con cierto grado de independencia de las condiciones del medio ambiente (Todo y Todas las Cosas. Libro Segundo. Pág. 195), "apareció la posibilidad de movimiento automático independiente de un lugar a otro sobre la superficie de determinados planetas".

El concepto se anticipa sorprendentemente a los puntos de vista recientes acerca del origen de vida sobre la Tierra. No existe ninguna indicación en la presentación que hace Gurdjieff ni de una creación Ad-Hoc, ni de un plan preestablecido. Las nuevas formas de existencia aparecieron espontáneamente gracias a la influencia organizadora de estructuras superiores. Cuando Nuestro Padre Común Infinito, observó lo que ocurría, "surgió en Él, el Plan Divino de utilizar esto para ayudarse en la administración del mundo en crecimiento". (Ubid).

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Evolución Conscientemente Planeado

Aquí se aparta Gurdjieff de las teorías de la evolución mecánica. Propone un esquema de evolución conscientemente planeado que conduce finalmente a la aparición de actividad consciente e inteligente. El hombre difiere radicalmente de los animales, no por su origen sino por su capacidad para continuar su evolución que debe a la "atención especial del Creador cuyo propio poder opera en ellos". Esto da al hombre y seres semejantes una naturaleza trina: cuerpo, alma y espíritu, y el potencial para una plena individualidad. Todo el sistema merece un estudio más esmerado de lo que es posible hacerlo en este corto resumen. Su efecto es presentarnos un sistema de valores trino que encierra:

  1. El interés del hombre por su propio bienestar a la luz de su mortalidad.
  2. El lugar del hombre en la naturaleza y las obligaciones que esto implica.
  3. La obligación sobrenatural del hombre, cumplir el propósito para el cual existe.

Gurdjieff ve la unificación de estos valores mediante la operación natural de la transformación de energía en el hombre y por el hombre mismo. El hombre tiene la posibilidad, por su propia elección, de aceptar la responsabilidad para transformar energías de muy alto grado y para adquirir de esta manera "un cuerpo-del-ser-superior" o alma inmortal, en tanto que sirve al mismo tiempo al proceso de mantenimiento recíproco.

El principio de la transformación de energía queda expresado en la frase: "Lo superior se une a lo inferior para actualizar lo intermedio". Esto implica una fuente doble, o sea, el descenso de lo fino a lo burdo en el proceso involutivo, y el refinamiento de lo burdo al mezclarse con lo fino en la evolución. El mundo ha sido hecho de tal manera que las energías se hallan en constante involución y evolución mientras pasan a través de varias estructuras y de varios sistemas. La vida sobre la Tierra es uno de estos sistemas para la transformación de energías.

El hombre también participa individualmente en este intercambio universal, todo lo cual queda comprendido en el término Iraniranumange. La expresión de Heráclito "todo se halla en estado de continuo fluir" adquiere un nuevo significado del cual no hay traza alguna en los fragmentos que nos queden de las especulaciones de los primeros filósofos griegos, y sin embargo nos recuerda enfáticamente que ellos también buscaban alguna clave que les abriera el enigma de la existencia.

Gurdjieff ofrece de esa manera una esperanza de reconciliación del hombre y el Universo, entre el punto de vista material o mecanicista con lo religioso o espiritual. La doctrina también sugiere que el hombre tiene una enorme responsabilidad. Si los conceptos gemelos del mantenimiento recíproco y la transformación intencional de la energía son válidos, nos proporcionan un esquema de valores que no depende de ninguna clase particular de creencia. Responden a la pregunta acerca del sentido y significado de la vida humana diciéndonos que esto depende de nuestra propia decisión. Podemos ya sea transformar energías mecánicamente hasta la muerte, cuando liberaremos automáticamente una energía de calidad superior pero dejaremos de existir como individuos, o podremos transformar energía por nuestra propia decisión y vivir en niveles progresivamente superiores hasta que lleguemos a ser almas inmortales, libres.

Gurdjieff asegura que el principio sobre la inmortalidad del hombre es apenas una potencialidad, que rara vez se materializa, y esto solamente cuando el individuo logra una transformación.

[ fin ]

Recopilado por: Ing. Carlos de la Garza P.

Transformación Integral del Ser Humano

Instituto Gurdjieff – Bennett, México, A.C.

 

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