Capítulo 16 Ley, no azar

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Hace algún tiempo hablé con un hombre sobre el poder de Atracción del Pensamiento. Él me decía que no creía que el pensamiento pudiera atraer nada hacia él, y que todo era cuestión de suerte. Me dijo que había descubierto que la mala suerte le perseguía sin darle tregua, y que todo lo que tocaba salía mal. Siempre había sido así, siempre sería así y se había acostumbrado a ello. Cuando emprendía algo nuevo sabía por adelantado que acabaría mal y que de ello no saldría nada de provecho. ¡Ah, no! Para él, en la teoría de la Atracción del Pensamiento no había nada de verdad; ¡todo era cuestión de suerte!

Este hombre no se daba cuenta de que a través de su propia confesión estaba precisamente ofreciendo un argumento de lo más convincente en favor de la Ley de Atracción. Estaba testimoniando que siempre esperaba que todo saliese mal, y que siempre acababa sucediendo lo que él temía. Era una magnífica ilustración de la Ley de Atracción, pero él no lo sabía, y no había ningún argumento que pudiera llegar a convencerlo. Estaba «en contra», y no había forma de hacerle cambiar: siempre esperaba la mala suerte, y en cada ocasión acababa teniendo razón; no obstante, para él, la postura de la Ciencia Mental era una tontería.

Hay mucha gente que parece creer que la única manera en que opera la Ley de la Atracción es cuando uno lo desea con muchas ganas y de manera continuada. No parecen darse cuenta de que una creencia intensa es tan eficaz como un deseo intenso. El hombre de éxito cree en sí mismo y en su éxito final y, sin hacer ningún caso a los pequeños contratiempos, adversidades, tropiezos y resbalones, se apresura con ganas hacia la meta, sin dejar nunca de estar seguro de que llegará hasta allí. Sus opiniones y metas pueden sufrir alteraciones mientras avanza, e incluso puede cambiar sus planes o hacer que se los cambien, pero todo el tiempo, en lo más profundo de su corazón, sabe que acabará «llegando». No desea continuamente poder llegar; simplemente lo siente y lo cree, y por lo tanto pone en marcha las fuerzas más potentes conocidas en el mundo del pensamiento.

El hombre que también cree continuamente que fracasará acabará fracasando sin duda. ¿Cómo podría evitarlo? No es ningún misterio. Todo lo que hace, piensa y dice está teñido del pensamiento de fracaso. Hay otros que atrapan ese espíritu, y por ello no confían en él ni en sus capacidades, lo que hace que piense que se trata de manifestaciones de su mala suerte, en lugar de achacarlas a sus creencias y expectativas de fracaso. Se pasa todo el tiempo sugiriéndose pensamientos de fracaso, e invariablemente padece los efectos de la autosugestión. También en este caso, a través de sus pensamientos negativos, está bloqueando esa parte de su mente de la que deberían llegar ideas y planes que le condujesen al éxito, a los que tiene acceso quien espera el éxito porque cree en él. Las ideas brillantes no nos sobrevienen en un estado de desánimo. Nuestras mentes trabajan en ideas que podemos utilizar sólo cuando estamos entusiasmados y esperanzados.

Los seres humanos sienten de manera instintiva la atmósfera de fracaso que se cierne sobre algunos de sus congéneres, y por otra parte reconocen algo en otros que los lleva a decir, cuando se enteran de que a éstos les ha sobrevenido un contratiempo temporal: «Se las arreglará para salir a flote. No se le puede hundir». Se trata de la atmósfera que provoca la Actitud Mental imperante. ¡Limpia tu Atmósfera Mental!

El azar no existe. La Ley lo sostiene todo en todas partes a causa de su propia manera de operar. No es posible nombrar una sola cosa que haya sucedido por azar. Intenta analizar la cuestión hasta sus últimas consecuencias y comprobarás que es resultado de la Ley. Es tan evidente como las matemáticas. Planificación y propósito; causa y efecto. Desde los movimientos de los mundos hasta el crecimiento de una semilla de mostaza. todo es resultado de la Ley. La caída de una roca por la falda de una montaña no sucede porque sí, sino porque existen unas fuerzas que llevan operando durante siglos para provocarla. Y tras esas causas hay otras causas, y así hasta alcanzar la Causa Incausada.

Y la vida no es resultado del azar, sino de la Ley. La Ley opera a pleno rendimiento tanto si lo crees como si no. Puedes ser el objeto ignorante sobre el que opera la Ley. O bien puedes alinearte con las operaciones de la Ley, meterte en su caudal, por así decirlo, y a partir de entonces la Vida te parecerá algo muy distinto. No puedes salirte de la Ley diciendo que no tienes nada que ver con ella. Tienes todo el derecho y la libertad a oponerte a ella y a producir toda la fricción que desees, pero eso no afecta a la Ley, y puedes seguir con ello hasta que aprendas la lección.

La Ley de la Atracción del Pensamiento es uno de los nombres de la Ley, o mejor dicho, de una de sus manifestaciones. Vuelvo a decir que tus pensamientos son cosas reales. Salen de ti en todas las direcciones, combinándose con otros pensamientos de tipo parecido, con pensamientos opuestos de distinto carácter, formando combinaciones, dirigiéndose allí donde son atraídos, alejándose de centros de pensamiento opuesto. Y tu mente atrae los pensamientos que otros han emitido consciente o inconscientemente. Pero sólo atrae aquellos pensamientos que sintonizan con los suyos propios. En el mundo del pensamiento los semejantes se atraen, y los opuestos se repelen.

Si sintonizas tu mente con la tonalidad de coraje, confianza, fuerza y éxito, atraerás hacia ti pensamientos de naturaleza similar, gente de naturaleza similar y cosas que encajen en la melodía mental. Tus pensamientos o humor preponderante determina lo que se siente atraído hacia ti, elige tus compañeros mentales. Hoy estás poniendo en marcha corrientes de pensamiento que con el tiempo atraerán hacia ti otros pensamientos, personas y condiciones en armonía con la tonalidad predominante en tu pensamiento. Tu pensamiento se mezclará con el de otros de naturaleza y mente semejante, y os sentiréis atraídos entre vosotros, y con toda seguridad tarde o temprano os uniréis en un propósito común, a menos que uno u otro cambie la corriente de sus pensamientos.

Acepta las operaciones de la Ley. Intégrala en ti mismo. Métete en su caudal. Mantén el aplomo. Sintoniza tu mente en clave de coraje, confianza y éxito. Mantén contacto con todos los pensamientos de ese tipo que emanan continuamente de cientos de mentes. Aprovecha lo mejor que puedas hallar en el mundo del pensamiento. Lo mejor está ahí, así que no te conformes con menos. Establece relación con buenas mentes. Sigue las vibraciones adecuadas. Debes de estar cansado de que te sacudan continuamente las operaciones de la Ley, así que armonízate con ella.

 

[ fin ]

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