Capítulo 6 Cómo inmunizarse a la Atracción de Pensamiento dañina

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Lo primero que hay que hacer es «eliminar» el miedo y la preocupación. El pensamiento temeroso es causa de mucha infelicidad y muchos fracasos. Ya sé que lo has escuchado muchas veces, pero vale la pena repetirlo. El miedo es un hábito mental que se nos ha prendido a través del pensamiento negativo.

Las grandes expectativas son un imán muy potente. Quien alberga intensos y confiados deseos atrae las cosas que le ayudarán: personas, objetos, circunstancias y entornos, siempre que las desee esperanzado, confiado, con seguridad y tranquilidad. Y también es igualmente cierto que quien teme algo por lo general se las arregla para poner en marcha fuerzas que provocarán que le sobrevenga justo aquello que teme. En realidad, quien teme realmente espera aquello que teme, y a ojos de la Ley es lo mismo que si de verdad lo hubiera deseado. La Ley opera en ambos casos, el principio es el mismo.

La manera óptima de superar el hábito del miedo es asumir la actitud mental de coraje, pues el mejor medio para desembarazarse de la oscuridad es permitir la entrada de la luz. Luchar contra una pauta de pensamiento negativo reconociendo su fuerza e intentando negarla mediante intensos esfuerzos es una pérdida de tiempo. El método mejor, más seguro, fácil y rápido es asumir la existencia del pensamiento positivo deseado en su lugar; y morando constantemente en el pensamiento positivo, éste se manifestará en la realidad objetiva.

Así pues, en lugar de repetir: «No estoy asustado», hay que decir, con arrestos: «Estoy repleto de coraje», «Soy valiente». Hay que reafirmar: «No hay nada que temer», que, aunque posee la naturaleza de una negación, simplemente niega la realidad del objeto que causa temor en lugar de admitir el propio temor y luego negarlo.

Para superar el miedo, uno ha de agarrarse con firmeza a la actitud mental del coraje. Debe pensar en el coraje, decir coraje y actuar con coraje. Debe mantener la imagen mental del coraje frente a sí en todo momento, hasta que ésta se convierta en la actitud mental normal. Hay que mantener el ideal con firmeza ante uno y poco a poco se alcanzará su realización: el ideal se hará manifiesto.

Permite que la palabra «coraje» se hunda en profundidad en tu mente, y luego mantenla ahí con firmeza hasta que la mente la sujete allí donde le corresponda. Piensa en ti mismo como en alguien valiente, considera que actúas con coraje en situaciones delicadas. Comprende que no hay nada que temer, que la preocupación y el miedo nunca ayudaron y nunca ayudarán a nadie. Comprende que el miedo paraliza el esfuerzo, y que el coraje alienta la actividad.

El ser humano confiado, audaz e ilusionado que dice: «Puedo hacerlo y lo conseguiré» es un imán muy potente. Atrae hacia él justo aquello que necesita para alcanzar el éxito. Las cosas dan la impresión de surgir en su camino y la gente dice que tiene «suerte». ¡Tonterías! La «suerte» no tiene nada que ver con ello. Todo radica en la actitud mental. Y la actitud mental del ser humano que dice: «No puedo», o: «Tengo miedo», también determina la medida del éxito. No tiene ningún misterio. No hay más que mirar alrededor para comprender la verdad de lo que acabo de decir. ¿Has conocido a alguien afortunado que careciese del pensamiento «puedo hacerlo y lo conseguiré» profundamente engranado en su interior? Adelantará al ser humano del «no puedo», aunque éste tal vez cuente con más habilidad y capacidad.

La primera actitud mental hace emerger a la superficie cualidades latentes, además de atraer ayuda del exterior, mientras que la segunda actitud mental no sólo atrae a gente y cosas «no puedo», sino que también evita que ese ser humano manifieste sus propios poderes. He demostrado la corrección de esas opiniones, como muchas otras, y el número de personas que son conscientes de esto aumenta día a día.

No malgastes tu fuerza de pensamiento, utilízala para beneficiarte de ella. Deja de atraer fracaso, infelicidad, falta de armonía, penas. Empieza ahora y emite una corriente de pensamiento luminoso, positivo y feliz. Permite que tu pensamiento principal sea: «Puedo hacerlo y lo conseguiré»; piensa: «Puedo hacerlo y lo conseguiré»; sueña: «Puedo hacerlo y lo conseguiré»; di: «Puedo hacerlo y lo conseguiré», y «haz»: «Puedo hacerlo y lo conseguiré». Vive en el plano del «puedo hacerlo y lo conseguiré», y antes de que te des cuenta sentirás las nuevas vibraciones manifestándose en acción; las percibirás dando resultados; serás consciente de un nuevo punto de vista; comprenderás que te perteneces a ti mismo. Cuando te unas a la legión del «puedo hacerlo y lo conseguiré» te sentirás mejor, actuarás mejor, verás mejor, SERÁS mejor en todos los sentidos.

El miedo es el padre de la preocupación, el odio, los celos, la malicia, la cólera, el descontento, el fracaso y todo el resto. La persona que se libra del miedo descubrirá que desaparece el resto de la camada. La única manera de ser libre es desembarazarse del miedo. Arráncalo de raíz. Considero la conquista del miedo como el paso más importante que deben dar quienes deseen dominar la aplicación de la fuerza del pensamiento. Mientras el miedo te domine, no estarás en condiciones de progresar en la esfera del pensamiento, y debo insistir en que empieces a trabajar desde ahora mismo para deshacerte de ese obstáculo. PUEDES hacerlo, si lo intentas con determinación. Y una vez te hayas deshecho es esa vileza, la vida te parecerá totalmente distinta: te sentirás más feliz, libre, fuerte y positivo, y tendrás más éxito en todos tus empeños en la vida.

Empieza hoy mismo, decide que este intruso debe DESAPARECER, no alcances ningún compromiso con él, insiste en una rendición absoluta de su parte. Te parecerá que la tarea resulta difícil al principio, pero en cada ocasión que te opongas a él le irás debilitando, y tú te tornarás más fuerte. Deja de alimentarle—mátale de hambre—pues no puede vivir en una atmósfera de pensamientos osados. Así que empieza a llenarte la mente de pensamientos osados, buenos e intensos. Ocúpate pensando en la osadía y el miedo morirá por sí mismo. La osadía es positiva, el miedo es negativo, y puedes estar seguro de que lo positivo acabará prevaleciendo.

Mientras el miedo ronde con sus «pero...», «y si...», «supón...», «tengo miedo», «no puedo», «tal vez.» y todo el resto de sus cobardes sugerencias, no podrás utilizar tu fuerza de pensamiento con toda su fuerza. Una vez le quites de en medio, podrás navegar sin obstáculos, y cada pulgada de tus velas atrapará el viento. El miedo es un Jonás. ¡Así que tíralo por la borda! (La ballena que se lo trague tiene todas mis simpatías.)

Te recomiendo que empieces a hacer algunas de las actividades que podrías llevar a cabo si no tuvieses miedo de intentarlo. Comienza a trabajar con ellas, afirmando el coraje continuamente, y te sorprenderá comprobar que una actitud mental cambiada despejará los obstáculos de tu camino, facilitando las cosas mucho más de lo que pudieras imaginar. Los ejercicios de este tipo te irán desarrollando y te sentirás mucho más gratificado al comprobar los resultados de una práctica tan sencilla como ésta.

Delante de ti tienes muchas cosas que esperan ser realizadas, que podrías dominar con sólo desembarazarte del yugo del miedo, con sólo negarte a aceptar sus sugerencias, reafirmando osadamente el «Yo» y su poder. Y la mejor manera de vencer el miedo es reafirmar el «coraje» y dejar de pensar en el «miedo». De este modo formarás a la mente en nuevos hábitos de pensamiento, erradicando los viejos pensamientos negativos que te han estado hundiendo y reprimiendo. Lleva contigo la palabra «coraje» como si fuese tu consigna y manifiéstala en acción.

Recuerda que lo único que hay que temer es al miedo, y que ni siquiera hay que temer al miedo, pues como mucho es un tipo cobarde que echará a correr si le plantas cara.

 

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