La Paradoja 4 El conociemento es la ignorancia o la negación del mal

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"PADRE, perdona los, por no saben lo que hacen," dijo el Cristo, en la oración para sus verdugos.

De este hecho conocido, hablaba en favor la causa de toda la humanidad. Todos los hombres se equivocan porque "no saben," y ningún hombre sabe lo que hace cuando hace daño. ¿ Cómo se atrevió a ser razonable con un discernimiento perfecto hacer daño? ¿ Acaso [41:1] voluntariamente toma venenos por perfumes, la hiel por la miel, la cicuta por el perejil, o el arsénico por la sal?

[41:1. pueden ser raras, pero el ocultismo sabe y el mundo siente la maldad de tales seres desgraciados. —Trad.]

La ignorancia es la causa de todos los errores, de todos los crímenes y de todos males este atormenta a la raza humana.

Es la ignorancia la que inventó a los dioses caprichosos e iracundos; estaba así que tan engañado como refrena sobre Dios las pasiones más bajas del hombre; era esto el que construyó fuera del principio inteligente de las cosas a una personalidad, distinto, definido e infinito, de este hecho que confundía juntos las concepciones más contradictorias; por el momento una personalidad se vuelve definida y distinta, deja de ser posible concebirle como infinito.

Es por la ignorancia que los hombres insistieron para forzar ahora a someter a una fe sin razón, ahora aun débil sobre la razón sin fe, persiguiéndose mutuamente, al regresar alternativamente a ambos pilares de la locura.

Es por la ignorancia de las leyes de la naturaleza que los hombres mismos creyeron en el sol que estaba parado en su curso, en los asnos que hablaban, en los huesos de mandíbula de un asno que se transformaba en fuentes, y en un mundo entero de absurdidades y de quimeras.

Es la ignorancia que hace a Trimalción estallar en la mesa, y San Antonio se vuelve loco en el desierto, jamás equipara implorar zambullirse en vicios o medirle los cortes a las virtudes desproporcionadas de su ser.

Es por la ignorancia que Tiberio, en casa de Capri, infligió sobre satisfacciones sensuales más horribles que la torturas, y sintió morir mil veces diariamente en el asco de su poder y la agonía de sus placeres.

Los ignorantes envenenaron a Sócrates, crucificado a Jesús el Cristo, torturaron a los mártires, quemaron a los herejes, masacraron a los sacerdotes, los derribaron y erigieron alternativamente a los ídolos más monstruosos, recomendaron la tiranía, otros tiranizan, negaron, toda la autoridad, otros la libertad, y ellos todos ignoraron la razón, la verdad y la justicia.

Es por la ignorancia que un hombre está orgulloso ya que él hay fantasías de hacerse honrado haciéndose ridículo y despreciable.

Es por la ignorancia que un hombre es avaro ya que se hace así es esclavo del que es hecho para servirnos. Es por la ignorancia que un hombre se hace un bruto, ya que hace así un abuso mortal detrás lo que debería otra vez y propagar la vida. Por la ignorancia los hombres se detestan mutuamente en lugar de amar, se aíslan en lugar de ayudar a otro, separados en lugar de la asociarse, corrompen en lugar de mejorarse, se destruyen en lugar de preservar y se debilitan en el egoísmo en lugar de reforzarse en la caridad universal.

Es de hombres la búsqueda naturalmente si es que piensa ser bueno, y si casi se equivoca siempre, tontamente y cruel, es que no sabe. Los déspotas del viejo mundo no supieron que el abuso de la fuerza implicaba la caída del poder, y es cavando la tierra para esconder a sus víctimas que cavaban sus propias tumbas. Perturbado cada vez no supo que la anarquía es el conflicto de las codicias y del reinado mortal de la violencia, los resultados de la usurpación por el derecho, y jamás preparan el terreno para la ley del más audaz criminal.

Los inquisidores no supieron que en nombre de la iglesia quemaban a Jesús el Cristo, que en nombre de santo oficio quemaban el evangelio, y que las cenizas de sus víctimas estigmatizarían indelebles sobre sus frentes la señal de Caín. Voltaire, en el Dios de la predicación y la libertad, no supo que en los espíritus sectarios de la libertad vulgar destruyó a Dios; no supo que esto en las bases oscuras de los símbolos se escondía una luz sublime; que la Biblia es Babel sobre la cumbre de cuales descansa el arca santa; y jamás pensó que preparaba los materiales para las farsas impías de Chaumette y de las paradojas de Proudhon.

Rousseau no supo que entre los hijos híbridos de su genio orgulloso y agitado tendría un día para contar a Robespierre y Marat.

Pascal por defecto supo matemáticas ya que creyó en los Jansenistas. ¿ Cuándo la puntualidad de las proporciones y del equilibrio a él lo correcto en el universo, cómo este geómetra contradictorio demostró por todas partes podría suponerse la injusticia en Dios?

Si los monjes de la edad media hubieran conocido la fisiología y la medicina, habrían sabido que la soledad produce hombres locos, que perjudica conservar para envenenar la sangre, que ayunar privan al cerebro de la sangre, y el celibato forzado provoca frenesís artificiales. [44:1]

Si Bossuet y Newton hubieran conocido la Cábala, no habrían explicado el Apocalipsis sin comprenderle.

Si Napoleón III hubiera sabido matemáticas no habría atacado Prusia.

Ningún hombre se equivoca a sabiendas, y el que duda de la verdad no sabe lo que es la verdad.

Cada uno da beneficio a lo que le atrae más fuertemente, y el predominio de la atracción depende del conocimiento.

Vivir es sufrir; saber vivir es ser feliz.

Amar es obedecer; saber amar es reinar.

Hablar es hacer un ruido; saber hablar es hacer la melodía.

Es buscar en el tormento; saber buscar es encontrar.

Emplear es a menudo maltratar; saber emplear es apreciar.

Practicar la magia es ser un charlatán; saber la magia es ser un sabio.

Creer sin saber es ser un imbécil; saber sin creer es ser un titán loco; el conocimiento verdadero aporta con ella la fe. [45:1]

[45:1. Una gran paradoja, pero igual una gran verdad, una vez correctamente comprendida. —O.E.]

El hombre que sabe no tiene más la causa que duda; cuando el espíritu no duda más, la voluntad deja de vacilar y el hombre alcanza lo que quiere.

¿ A esta cuestión - por qué Dios ha creado a nosotros? " Las respuestas de catolicismo, " el amor, lo conocen, y sirven y merecen así la vida eterna ".

Digamos la misma cosa en palabras más simples. Es en el mundo que hay que amar; cuando nos aman, queremos a Dios, porque Dios se nos manifiesta solamente en especie, y en la morada del hombre.

Somos en el mundo que hay que enterarse, es decir que hay que saber; aprender todo es saber cada vez más de Dios. La teología verdadera es la Ciencia universal. Somos en el mundo para servir a la humanidad, que es parte de Dios, [46:1] consagrándole nuestra actividad libre.

Así nosotros marcharnos arriba por el progreso eterno.

Nadie gana la vida eterna por sus méritos; esto se nos impone, y si no sabemos apreciarlo todavía debemos aceptarlo.

El conocimiento es la primera fuerza del universo inteligente. Dios es el dueño del conocimiento infinito. El que sabe naturalmente es el maestro de él que no sabe. Es necesario saber, con el fin de ser. El que no sabe ser rico, no es rico; el que no sabe ser bueno, no es bueno, el conocimiento es proporcional a ser, y en filosofía, como Kant observó, ser es idéntico a saber.

Sólo el conocimiento confiere un derecho de propiedad. Reprobamos a los que no saben emplear su riqueza. Maltratar los resortes de su ignorancia, más o menos voluntaria, del modo emplear. El que sabe adquirir y preservar, tiene el derecho a emplear; nadie tiene el derecho a maltratar.

Porque una garantía de los derechos del individuo, la propiedad es sagrada, porque es la expresión del derecho a trabajar y constituye el poder de dar y prestar que es la dignidad del hombre; pero es limitada por el deber social, cada uno es el que se debe a todos, y todos ellos a cada uno, en grados prescritos por orden, justicia y ley. Ignorar es estar expuesto a aceptar como verdad la paradoja de Proudhon, "la propiedad es un robo." La ignorancia es la madre de todas las revoluciones, porque es la causa de toda injusticia.

Cuando un hombre conoce, es maestro de todos los que no saben; el estudio es la escala del mérito y de la fortaleza. El primero entre los estudios necesarios es el aprender; viene entonces el estudio de las ciencias exactas, [47:1] luego la naturaleza, luego la historia.

[47:1. a, Las Ciencias Ocultas. —O.E.]

Es de estos estudios preparatorios que deben ser recogidos los elementos de la filosofía que deben mejorar por la Ciencia de las religiones. Un Mago no puede ser ignorante: la magia significa la grandeza, y la grandeza significa la emancipación por el conocimiento.

El magíster palabra del latín, que significa al maestro, es derivada, tanto como la palabra magistrado, de las palabras magia y de Mago.

Magia significa más, encargando, más grande - en una palabra magia implica la superioridad.

Es por la razón que la leyenda cristiana de la Epifanía le confunde a el magista (o Magos) con los reyes y los aporta a comer del salvador de los hombres, guiado por la estrella misteriosa de Salomón. [48:1]

Jesús en su cuna es príncipe saludando a los magos, y le ofrecen el incienso de Saba, de oro de Ophir y de mirra de Memphis. Ya que viene ser para consagrar de nuevo el fuego de Zoroastro, para renovar los tesoros simbólicos de Hiram, y liga una vez más la figura mutilada de Osiris con las redes de Hermes.

Los Magos; guiado por la estrella de Saba, vinieron para honrar al pequeño infante iniciador del Cristianismo, luego para eludir la violencia de Herodes que regresaron hacia la casa por otro camino. ¿ Cuál es este camino? Es el del ocultismo. Los poderes de este mundo lo ignoran, pero lo conocen los Joanistas, los Adomiramitas, los Iluminados y en los perseguidos Rosacruces. [48:2]

Debemos saber, la voluntad con la razón. Cuando en nosotros voluntad con la razón, es nuestro derecho y deber, sino cuando no somos protegidos de maldad y ataques sin sentido, debemos guardar el silencio en cuanto a lo que nos atrevemos.

Podemos, pero no debemos, siempre afirmar lo que sabemos; debemos ser libres y reconocer lo que creemos, pero el Cristo nos aconsejó de esto cuándo había dicho, " no echéis las perlas antes los cerdos, por temor de que las pisoteen y os despedacen " La ciencia oculta tiene, pues, una razón de su secreto, y esta razón es declarada, y como ella han sido sancionados, por una autoridad inmediatamente humana y divina.

Las ciencias ocultas no son más las ciencias autorizadas en la religión del salvador es la creencia común.

Jamás se camina adelante, adivinando lo que todavía no es definido. No arrostran el anatema, pero sigue adelante no prestando atención, porque ningún anatema pueden alcanzarlos.

Es seguro que allí existe en especie y en las fuerzas del hombre que escapan hasta aquí del cargo más de las autoridades instruidas. El magnetismo es siempre un problema que los académicos no estudiarán. La Cábala es desconocida a los rabís del segundo Talmud; el nombre, igual, la magia levanta una sonrisa sobre las caras de nuestros profesores de la física, y aunque lo comprendemos el espíritu de un hombre debe ser desequilibrado el que se ocupa en nuestros días de la filosofía hermética.

¿ Trismegisto, Orfeo, Pitágoras, Apolonio, Porfirio, Paracelso, Tritemio, Pomponavius, Vaneni, Giordano Bruno y tantos otros, eran muy locos?

Contar a José de Maistre, este Ultramontano ardiente, no lo creyó; el que identificó la necesidad de una nueva manifestación dirigió sus ojos, contra su voluntad, hacia los santuarios del ocultismo.

Todas las religiones y todas ciencias se conectan otra vez a un ciencia simple, siempre escondidos para el rebaño común, y transmitida de edad a edad, de iniciado al iniciado, so capa fábulas y símbolos. El conserva para un mundo que todavía tiene los secretos de un mundo que pasó lejos. Los Gymnosofistas lo contemplaron sobre los bancos de el Ganges; Zoroastro y Hermes lo preservaron al este; Moisés lo comunicó a los Hebreos; Orfeo indicó sus misterios en Grecia; Pitágoras y Platón casi lo adivinaron. Se llamó la Ciencia sacerdotal o real, porque levantó elevo los grados de los reyes y de Pontífice; es descrita en la Biblia por la persona misteriosa de Melchisedec, rey apacible y el sacerdote eterno, que no tiene padre ni madre ni genealogía. Él mismo está preparado amar la verdad.

Los iniciados cristianos dijeron que el Cristo era la misma persona que Melchisedec, y Jesús mismo parece haber adoptado esta alegoría cuando dice que existió antes de Abraham, que él aclamo regocijándose para ver su luz. Es la ciencia de los sacerdotes y de los reyes sobre este relato había sido llamada el reino santo, el reino del cielo, el reino de Dios que no todos pueden alcanzarlo; es accesible solamente a élite de las inteligencias, y es sobre el relato que, según el evangelio, poco son los escogidos.

Esta ciencia se esconde porque es perseguida, [51:1] Zoroastro ha sido quemado, [51:2] Osiris cortado en pedazos, Orfeo desgarrado por las Bacantes, Pitágoras asesinado, Sócrates, el maestro de Platón, envenenado, los grandes profetas puestos en la muerte en maneras diversas, es Jesús crucificado, sus apóstoles condenados al martirio; pero de doctrina las matrices jamás, y aunque desaparezca jamás debe retornar.

[51:1 por la ignorancia y la locura humanas. —O.E.]

Es sobre ella relata que las leyendas, más verdaderas que la historia cuando sabemos interpretarlos, decimos que Enoch y Elías viven en el cielo, y vuelven a bajar a voluntad de unir a la tierra. Es sobre el relato que Jesús ha sido elevado por muertos, y que San Juan no debía morir. Estas formas de la palabra son esencia de ocultismo. Muestran pero esconden la verdad. Lo que el iniciado ha dicho es verdad, pero lo que los profanos comprenden es una falsedad hecha para ellos. La verdad está como la libertad y la virtud; ella misma da beneficio, debe ser buscada y conquistada.

Le decimos que a la muerte del Cristo el velo del templo se desgarro. Esto significa que la ciencia oculta no era más allí; vivía siempre, pero al pie de la cruz del Maestro que había pasado lejos. Un apóstol, él que es representado como siempre joven, se hizo el segundo hijo de María, y escribió un libro del que es su evangelio para una reflexión, y que jamás estuvo destinado No comprendido por la iglesia ortodoxa del profano. El Apocalipsis de San Juan es un nuevo velo más denso que el del Moisés, pero enriquecido con genialidad, grande, espléndido, colgados, a la desesperación del usurpador del sacerdocio y del Linaje, antes del santuario de la verdad eterna.

El Apocalipsis totalmente es ininteligible para el ignorante porque es un libro de Cábala.

Explicamos en nuestros antiguos trabajos lo que es Cábala, e indicamos para los lectores inteligentes que la llave de los secretos había contenido en el este sublime volumen.

El autor del Apocalipsis no escribe para los creyentes simples, sino para los que saben, y a menudo repite, " he aquí la ciencia, que el dejó el hecho de encontrar el conocimiento calcular y permutar " Su filosofía es la de la palabra, es decir de la razón que habla.

Jesús, como todo gran Hierofante, tuvo una doctrina pública y secreta. [53:1, 53:1-Trad] su doctrina pública difirió solamente en su moralidad del judaísmo. Predicó a todos la filantropía universal, y confirmó la ley de Moisés combatiendo la influencia embrutecida de un sacerdocio hipócrita y presuntuoso. Pero su secreta doctrina que le enseño solamente a su apóstol querido que debía restablecerla después de su muerte. Esta doctrina no era nueva. Un gran judío, un iniciado, Ezequiel, lo había esbozado fuera antes que San Juan.

[53:1. pero lo recomendó un siglo antes de su nacimiento. —O.E.]

A Dios en la humanidad y en especie, la iglesia universal del justo, la redención progresiva de la humanidad, la aceptación de la mujer, [55:1] que el amo como Virgen, adorada como madre, destrucción del despotismo de los sacerdotes y reyes, el reinado de la verdad y de la justicia, la unión de la Ciencia y de la fe, el aniquilamiento final de los tres fantasmas horribles, el diablo, la muerte y el infierno, que San Juan echa hacia abajo y entierra para siempre en un lago del fuego y de azufre, el estableciendo definitivamente sobre la tierra la nueva Jerusalén, una ciudad que no necesita más templos porque mismo es un templo, donde ningún sacerdote o rey es visto porque todos los habitantes son sacerdotes y reyes, una ciudad ideal pero realizable allí dónde la libertad, la igualdad y la fraternidad podrían reinar, una ciudad de elegido, del justo, donde la multitud vil jamás entrará, arquetipo de civilización humana, tierra prometida en casi accesible solamente a el elegido, Ningún privilegio pero por el trabajo, no por el capricho de ídolo pero por la justicia de Dios.

Tal es el ideal del conocimiento. [57:1]

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