The Role of Celibacy in the Spiritual Life

El rol del celibato en la vida espiritual

An Interview with Swami Chidananda Saraswati

Una entrevista con Swami Chidananda Saraswati

© The Divine Life Trust Society

Swami Chidananda Saraswati

Parte 1 Brahmacharya

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Entrevista

Pregunta: Siempre se ha dado al celibato o brahmacharya un lugar preeminente en la vida espiritual, y sabemos que tanto Swami Sivananda como usted mismo han reconocido su importancia. ¿Por qué es importante el celibato y cuál es su rol dentro de la vida espiritual?

Swami Chidananda: Una de las razones de su importancia es que nosotros hemos recibido de nuestra herencia espiritual la visión del celibato como un requisito básico, un pre requisito, para la vida espiritual. Y esta visión ha seguido siendo reconocida durante muchos, muchos siglos, durante los cuales la sociedad india ha cambiado, y muchos otros antiguos conceptos han sido descartados.

El hindú normal siempre ha sido progresivo. Nunca ha dudado en cambiar si ha sentido que el cambio puede incrementar su conocimiento y llevarlo en una mejor dirección. Y entrando en contacto con visiones y conocimiento provenientes de otras sociedades, ha habido una progresiva revaloración de nuestros antiguos conceptos y puntos de vista. A pesar de esto, encontramos que el concepto de brahmacharya y la importancia del rol que juega en la vida espiritual, se ha mantenido. Ha pasado la prueba del tiempo; ha sido honrado por el paso del tiempo. Si no hubiese sido algo de valor perdurable, también habría cambiado. Pero no lo ha hecho. Como solía considerársele hace miles de años, lo mismo es considerado hoy en día entre maestros espirituales, gurus y yoguis – con la misma apreciación respecto a su necesidad e importancia.

Otra razón por la que siempre he sido un defensor del celibato es que las altísimas personalidades espirituales cuya influencia me ha moldeado en la vida desde que tengo el recuerdo – personalidades como Ramakrishna Paramahansa, Swami Vivekananda, Sri Aurobindo Gosh, y el mismo Swami Sivananda – todos fueron personas que juraron promesa de celibato. Ellos señalaron que es de la mayor importancia, indispensable. Así que naturalmente cuando estas personas que fueron mi fuente de inspiración en la vida espiritual estaban tan absolutamente claros – no parecían tener duda alguna al respecto – yo me dije, bien, ¡así es! Así que esto decidió el asunto para mí en mi acercamiento a la vida espiritual.

Al brahmacharya, o celibato, es un proceso racional de preservar y conservar preciosa energía de manera que pueda ser utilizada en otras muy esenciales e indispensables funciones. Y si es así preservada, puede ser transformada, de la misma manera que el agua tangible y burda es transformada en sutil vapor. Entonces puede hacer maravillas. Un río puede no tener mucho poder por sí mismo. Puede que uno sea capaz de remar o nadar fácilmente en sus aguas. Pero si es encerrado en una represa y sus aguas son conservadas, entonces tiene el poder, cuando es propiamente canalizado, de hacer girar enormes turbina. Y el cálido sol, incluso en verano, normalmente no provocaría un incendio, pero si uno concentra sus rayos a través de una lupa, esos rayos inmediatamente quemarán cualquier cosa sobre la cual sean dirigidos. Eso es lo que el celibato en realidad es.

Ahora bien, la pregunta interesante es: ¿cuál es el origen, la fuente de esta energía? Después de largos años de teoría y descubrimiento, los físicos modernos han llegado a la conclusión de que lo que existe en la naturaleza no es materia sólida y palpable como tal. Es energía, energía que llena el cosmos entero, todo el espacio.

Y nuestros antepasados han dicho que es la energía cósmica la que sostiene a los cuerpos celestes en su curso. Todos son mantenidos en movimiento por esta misterioso, inexplicable, indescriptible, inimaginable energía. Y ellos consideraban la energía como algo divino, algo que no tiene principio ni fin. Es eterna y todo lo impregna. No hay un lugar en donde no esté. Y es esta energía la que está presente en los seres vivos en forma de energía sexual. Así, los hindúes consideraban esta energía como sagrada, algo digno de ser adorado, no de ser dilapidado. Decían que esta energía no es otra cosa que la manifestación de la Madre Divina, la energía cósmica; por lo tanto, debería ser considerada con reverencia.

La fuerza cósmica se manifiesta en nuestro sistema como prana (energía vital). Y el prana es la inestimable reserva del buscador. Cualquier actividad o experiencia sensorial consume mucho prana. Y la actividad que más prana consume es el acto sexual. La meta más elevada de la vida humana, el logro espiritual, requiere el máximo posible de energía pránica a todo nivel: mental, intelectual y emocional. El prana es necesario para la reflexión espiritual y la discriminación. El pensamiento deber ser agudo y el intelecto penetrante. El comprender las implicancias profundas de las instrucciones de un guru, requiere un tipo especial de inteligencia. Tú puedes ser una persona muy intelectual, y tal vez puedas aprehender inmediatamente el significado de algo que el guru te esté diciendo, pero si el guru está hablando de un tema abstruso fuera del rango de tu experiencia humana ordinaria, tú requieres un tipo especial de comprensión. Y tal comprensión se desarrolla a través del brahmacharya. Entonces, como decía, todas estas prácticas requieren el uso del prana, y el celibato garantiza que una abundante reserva pránica esté disponible para el buscador. Así que, visto desde este ángulo, es un proceso racional y muy positivo.

Esta es la lógica detrás del celibato. Si tú conservas esta energía vital y la encauzas hacia el proceso espiritual de la contemplación, del estudio y la reflexión filosófica, y la meditación, se traduce en un triunfo, porque has concentrado tu fuerza y has sido capaz de dirigir la energía concentrada al focalizarla en tus prácticas espirituales. De ser preservada, concentrada y encauzada en un canal específico, obra milagros.

Hay aún otra razón por la que el brahmacharya es importante. Y no estoy hablando de personas excepcionales que tienen una súbita iluminación y son de una vez y para siempre elevadas del plano físico de la conciencia corporal hacia otra dimensión, para nunca regresar. En un momento de iluminación, Ramana Maharshi se estableció en el "No soy ni mente ni cuerpo, Ser Inmortal yo soy. No tengo ni tiempo ni espacio, nunca nací". En un solo segundo – en un momento era tan sólo un estudiante común y corriente, y luego súbitamente se dio cuenta de que él es lo que el Bhagavad Gita describe así: "El fuego no puede quemarte; el agua no puede mojarte; las armas no pueden herirte; el viento no puede secarte. No has nacido, eres permanente, eterno, estás más allá del tiempo. La muerte es nada para ti" – él se estableció de una vez y para siempre en esa experiencia, y nunca se apartó de ese estado. Toda su vida, sin importar lo que sucediera a su alrededor, nada lo tocaba. Nada le afectaba. Pero no estoy hablando de esas personas.

El Vedanta sondeó hace mucho en este tema de la situación humana, y los sabios vieron claramente que 9999 de 10000 están completamente atrapados en un estado de "Yo soy este cuerpo". Saben de su identidad sólo en cuanto una entidad física, un ser con manos y pies y orejas y ojos, que come, bebe, duerme, habla, hace cosas. Están totalmente amarrados a su cuerpo. Su conciencia se sostiene en el nivel del cuerpo físico. Tal es la situación. Pero la meta del buscador espiritual es la conciencia cósmica, que constituye su realidad interior más allá del tiempo, del espacio, del nombre y de la forma. Así que cuando yuxtapones su estado presente de conciencia y la experiencia que desean alcanzar, puedes imaginarte cuán imposible esto sería si ellos continúan perpetuando esta total identificación con el cuerpo físico y todos sus procesos.

Entre todos estos procesos físicos, la mayoría se han vuelto mecánicos. La mayoría de las personas no está consciente de comer, beber, dormir, evacuar. Pero el proceso en el que más personas se involucran intencionalmente, con gran avidez – deseándolo, pensando en ello, planificándolo y persiguiéndolo – es el goce sexual, lo que significa que este es un proceso que concentra su conciencia toda, toda su mente, su completa atención sobre el cuerpo físico, su identidad física. Desde un ángulo, el acto sexual es el punto culminante de la fisicalidad o animalidad. Es un proceso que forzosamente dirige toda tu atención hacia lo físico, y más aún, lleva la focalización completa de tu deseo y atención hacia esa parte de tu naturaleza física que compartes con todo el reino animal. ¿Va a ser esto útil para lograr la conciencia cósmica?

He aquí entonces un ser humano, el esplendor y la gloria de la creación de Dios, muy por sobre el resto de las especies vivientes, descendiendo al nivel animal burdo, físico y material y entregándose por completo a él: buscándolo, deseándolo, persiguiéndolo, haciendo todo lo que esté en su poder para obtenerlo, complaciéndose en él, y queriendo tenerlo en todo momento al alcance. Eso significa que uno se está encadenando voluntariamente a un nivel de conciencia física.

Si tú eres un buscador espiritual, ¿no puedes ver que estás obrando contra ti mismo? Tienes que liberar tu conciencia de los niveles inferiores y seguir elevándote hacia niveles progresivamente más altos de estados más sutiles y refinados. Pues si todo el proceso espiritual de iluminación es un proceso de elevación hacia un estado más sublime de conciencia, eso implica automáticamente una necesidad de liberarse de los estados de conciencia más burdos. Si quieres avanzar hacia el norte, significa que debes alejarte del sur. Y una de las cosas que te ayudan a liberarte del nivel físico es el celibato. La conciencia cósmica, la conciencia absoluta, es una luz lejana si no reconoces la necesidad de liberarte de tu total identificación con el cuerpo.

 

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